LAS BATALLAS EN EL DESIERTO: LITERATURA, POLÍTICA Y PERIODISMO… ESCRIBE JOSÉ LUIS JAIMES ROSADO EN @Excelsior #JuevesDeMasColumnas

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

En 1980, José Emilio Pacheco publicó, Las batallas en el desierto, historia de un infante que al enamorarse de la madre de uno de sus compañeros fue sometido al albedrío de los adultos concomitantes y que desde la literatura produjo controversia entre cuento largo o novela corta, en el periodismo por la inclusión de acontecimientos publicados en primeras planas y desde la política por incomodar con referencias directas.

José Emilio Pacheco (post mortem) sigue evidenciando maestría literaria, oficio periodístico, conocimiento político y sensibilidad social para capturar la esencia expresiva de los mexicanos. Y un ejercicio heurístico, a más de 70 años de distancia del contexto de Las batallas en el desierto y 40 de su primera publicación arroja un relato que explica la política actual y define las tareas de registro del periodismo.

Hace siete décadas (y más), Israel estaba en guerra, árabes y judíos en conflicto, “comenzaban las batallas en el desierto. Le decíamos así porque era un patio de tierra colorada, polvo de tezontle o ladrillo, sin árboles ni plantas, sólo una caja de cemento al fondo” y como el mismo José Emilio Pacheco constató que Excélsior lo publicaba en “aquellas” noticias, este cierre de año se informa el conflicto en la Franja de Gaza, así como las paupérrimas instalaciones educativas en algunos lugares del país.

En cuanto a infraestructura, Carlitos, el niño personaje principal de la obra literaria comenta: “Yo no entendía nada… pero aquel año, al parecer las cosas andaban muy bien: a cada rato suspendían las clases para llevarnos a la inauguración de carreteras, avenidas, presas, parques, deportivos, hospitales, ministerios, edificios inmensos. Por regla eran nada más un montón de piedras. El presidente inauguraba enormes monumentos inconclusos a sí mismo”; y ahora se inauguró un tercio del Tren Maya, sólo las oficinas de la refinería Dos Bocas, algunas estaciones del tren Toluca-CDMX…

El registro “espontáneo” social de agradecimiento, herramienta altamente redituable en la política, Emilio Pacheco lo destacó con “la eterna viejecita que rompe la valla militar y es fotografiada cuando entrega al Señorpresidente un ramo de rosas”. Ahora no se entregan rosas, pero muchos paralelos se han fotografiado y se observarán en las campañas rumbo al proceso electoral de junio de 2024.

El comportamiento social, la doble expresión del ciudadano —frente al político y a sus espaldas— aparece en las líneas “la cara del Señorpresidente en donde quiera… fotos ubicuas, alegorías del progreso con Miguel Alemán como Dios Padre. Adulación pública, insaciable maledicencia privada”. Como ejercicio, se puede cambiar el nombre del mandatario, colocar alguno de antes de 2018 y parecería escuchar expresiones de abuelos o padres, o con un nombre de ahora y el efecto es el mismo porque se sigue hablando bien de las personas en su presencia y despotricando en su ausencia.

Las quejas: “de la inflación, los cambios, el tránsito, la inmoralidad, el ruido, la delincuencia, el exceso de gente, la mendicidad, los extranjeros, la corrupción, el enriquecimiento sin límite de unos cuantos y la miseria de casi todos”. El contenido de las camillas ya no se distingue si corresponde a hace 70 años o ahora.

El último capítulo de Las batallas en el desierto inicia y termina con “hubo un gran temblor en octubre…demolieron la escuela… demolieron mi casa, demolieron la colonia Roma. Se acabó esa ciudad. Terminó aquel país. No hay mejoría del México de aquellos años. Y a nadie le importa: de ese horror quién puede tener nostalgia…”; reflejo de las luchas en el vacío de quien no es escuchado por no pensar igual, por requerir algo que no es prioridad política, porque sus desaparecidos no cuantifican en ninguna lista.

José Emilio Pacheco con mucho arte, habilidad y oficio, capturó literariamente, políticamente y periodísticamente esencias contextuales de México, sus políticos y sus ciudadanos en un “tierno” texto de un niño que se enamora a los ocho años y se enfrenta al “mundo adulto”. En un México polarizado sólo cabe esperar y trabajar para que no se cumpla el adagio núcleo de Las batallas en el desierto: El amor es una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio.