LAS ENERGÍAS LIMPIAS, UN MOTOR PARA MÉXICO @JaArturovazquez #JuevesDeMasColumnas EN mimorelia.com

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

La energía es un insumo imprescindible para el desarrollo económico y nuestras actividades cotidianas como el hogar, la escuela o el transporte. No solo incentiva las inversiones, también impulsa el crecimiento inclusivo y la prosperidad; de allí que el sector energético sea determinante para la competitividad de los países.

Ante este escenario, el debate sobre el futuro del sector energético ha cobrado una relevancia sin precedentes. Diversos países se debaten entre seguir empleando combustibles fósiles, que son limitados, contaminantes y no renovables, pero son una plataforma fundamental de su economía, o crear condiciones para incentivar inversiones que permitan transitar gradualmente hacia el uso de energías limpias, que se basan en fuentes naturales inagotables, con bajo impacto medioambiental y más baratas.

A nivel mundial, los combustibles fósiles comprenden el 80% de la demanda actual de energía primaria y es la fuente de dos tercios de las emisiones globales de CO2. Además, los derivados del petróleo aún constituyen una materia prima de primer orden de industrias como la automotriz, textil y del vestido, electrónica, construcción, de los plásticos, alimentos, farmacéutica, fertilizantes, química, entre otras.

Por otra parte, las energías renovables van en aumento. Tan solo el año pasado, la electricidad generada a través del viento, el sol, la hidroeléctrica y la geotérmica contribuyeron con el 29% de la energía eléctrica en el mundo. Un dato importante es que en la última década 92 países han progresado en su transición energética, algunos con mejores resultados que otros, pero lo cierto es que cada vez más son más rentables y crean más fuentes de empleo.

El futuro, sin duda, está en la generación de energías limpias, pues el consumo sigue en aumento y las preocupaciones sobre el cambio climático son más urgentes que nunca. Mckinsey estima que la demanda de petróleo se reducirá casi a la mitad para 2050, impulsada principalmente por la desaceleración del crecimiento de los parques de automóviles, la mayor eficiencia de los motores en el transporte por carretera y la continua electrificación del transporte, en tanto que las fuentes de energía renovables proporcionen entre el 45 y el 50% de la generación mundial para 2030, y entre el 65 y el 85% para 2050.

Hay consenso entre los países hacia la transición energética. Así se plasmó en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de tal manera que el objetivo 7 busca garantizar el acceso a una energía limpia y asequible para el desarrollo de la agricultura, las empresas, las comunicaciones, la educación, la sanidad y el transporte.

En México, la energía es un tema imprescindible y un reto al que se debe prestar atención, sobre todo, si el objetivo es sacar el mayor provecho al nearshoring. El país tiene un gran potencial, diversas regiones del territorio cuentan altos niveles de recursos para el desarrollo de plantas hidroeléctricas, campos geotérmicos, centrales solares y parques eólicos.

El debate de la transición energética involucra a una diversidad de actores tanto gubernamentales como privados, ambientalistas y expertos en la materia, por ello, es importante construir una agenda pública que nos permita transitar hacia nuevos esquemas de producción de energías verdes. Estoy convencido de que la mejora del marco regulatorio y fiscal permitiría atraer inversiones de empresas que buscan reubicar sus operaciones en América del Norte.

El futuro está en nuestras manos y debemos tomar decisiones para impulsar el cambio hacia un país sustentable. Estamos ante una oportunidad inigualable para aumentar la producción de energías limpias, difundir los beneficios del comercio en toda la geografía nacional, integrar a las PyMES y crear vínculos en las cadenas de valor.