LOS DERECHOS TRANS SON DERECHOS HUMANOS / FABIOLA DÍAZ DE LEÓN @escdesenoritas ESCUELA DE SEÑORITAS #JuevesDeMasColumnas
Es una discusión bizantina entrar en detalles de la Identidad de Género. No faltarán los científicos que digan que hay sólo dos géneros: Masculino y femenino. Tampoco los que afirmen que hay más, muchos, muchos más. De ahí que existan combinaciones genéticas que no son exclusivamente XX y XY sino que aparecen de muchas maneras diferentes. No creo que ese sea el punto. Vivimos en una sociedad en la que la existencia de mujeres con pene y hombres con vagina es tan vasta que muchos han sido los gobiernos que han optado por hacer una Ley de Identidad de Género que permita que dichas personas obtengan documentación oficial acorde a su sexo destino. Nací llamándome Nicanor y ahora me llamo Alejandra, diría mi muy querida Alejandra Bogue (que ni se llama Nicanor pero bueno, tampoco les voy a decir su nombre de bautizo). Nací llamándome Alejandra y ahora me llamo Ganesh, diría mi ahijado adorado (que sí nació llamándose Alejandra).
Si en pleno siglo XXI no hemos aprendido a aceptarnos los unos a los otros en toda nuestra diversidad y libertad no hemos avanzado un solo paso desde la Edad del Oscurantismo más profundo. La empatía es un valor superior de la humanidad y los seres sintientes. Si yo llego a un evento vestida de policía espero que me vean como policía. Lo mismo si llego de hábito o de bombero. Es mi postura y el entorno debe verme como tal. No es un disfraz, es una convención. La mayoría de las personas no tenemos que adecuarnos a vivir una identidad de género diferente a la que tenemos de nacimiento, pero muchas sí. Es un camino de vida arduo y muy tortuoso para ellas, no por su inclinación a un género diferente, sino porque la sociedad y todos sus núcleos se obstinan en entorpecer su camino personal. Y no hablo de un proceso de preferencias sexuales diferentes a la heterosexual. Eso es harina de otro costal. Una cosa es identidad de género y otra preferencia sexual. Y en ambas hay más tonos de gris que si bien se acercan al blanco o al negro varían de un caso a otro. La figura del andrógino y el hermafrodita son antigüas como la humanidad misma. No estamos hablando de que ahora hay más de dos sexos sino de que siempre los ha habido. También están los intersexuales que nacen con rasgos genitales de ambos sexos. A estos recién nacidos por comodidad de una sociedad que no espera a que un niño o niña, lo que resulte en su adolescencia, decida simplemente los modificaban quirúrgicamente hacia lo que le resultara más fácil al cirujano en turno. Esto es una práctica totalmente carente de ética y de una crueldad espantosa en el cuerpo de un bebé que es sometido a una intervención que es invasiva, injustificada y dolorosa en extremo.
En días anteriores hubo un caso en Inglaterra que desató la polémica porque Maya Forstater trató a una mujer trans en términos masculinos porque a sus ojos era un hombre vestido de mujer y no merecía ser tratado en femenino. Esto le valió que la empresa en la que trabajaba no le reanudara su contrato. Apeló a la corte y perdió. Legalmente la mujer trans cuenta con documentos oficiales que avalan su identidad de mujer. Legalmente en Inglaterra es una mujer. JK Rowlling emitió un twitter apoyando a Maya. Tanto la autora de Harry Potter como Forstater se escudan en que solo hay dos sexos y que defender esta realidad biológica es correcto y que la corte cometía una injusticia incalificable dando un fallo en contra de Forstater. Misma postura de las instituciones religiosas en general. Dios creó Hombre y Mujer. Falso. Para el caso Dios creó todo lo que encontremos en este planeta, el universo y más allá y la prueba de ello es que todos convivimos en él. Tan hijos de Dios son el Papa y sus Obispos y Cardenales como el último convicto en la cárcel. El más santo de los santos como el más pecador de los pecadores. Ahora resulta que cualquiera sabe más que el Creador y su Creación. Y todavía peor, cualquiera sabe más que el más avanzado genetista contemporáneo. Los Nazis también tenían teorías científicas que respaldaban sus actos de exterminio. Si no hemos aprendido que los Derechos Humanos deben regir nuestras cartas máximas y que debemos vivir en un Estado de Derecho que perpetúe la paz y la sana convivencia con un límite claro entre mi vida y la del otro no hemos aprendido nada. ¿Cuándo vamos a funcionar de manera que no esperemos que todos seamos iguales, que todos amemos como nosotros, que todos seamos como nosotros y que todos alabemos como nosotros?