LUCES Y SOMBRAS EN EL PROGRAMA DE TRABAJO DEL SECTOR SALUD 2024-2030 #MartesDeColumnas @ectorjaime EN @eleconomista
“Un sistema de salud inclusivo no deja a nadie atrás” Margaret Chan
El Programa de Trabajo del Sector Salud 2024-2030, recientemente presentado, refleja una serie de objetivos ambiciosos que buscan transformar la atención médica en México. Entre sus promesas destaca la modernización e integración del sector, con el fin de brindar acceso equitativo a los servicios de salud. Sin embargo, pese a estas metas laudables, el documento muestra limitaciones evidentes. Un enfoque que parece ignorar la colaboración con el sector privado y la participación del sector social de la salud plantea serias dudas sobre la viabilidad de sus objetivos a largo plazo.
Una meta ambiciosa: Salud para todos. El programa plantea una meta que resuena positivamente: garantizar que “todas las personas puedan recibir atención en cualquier unidad del sector público”. Para lograrlo, se han establecido pilares que incluyen la modernización de clínicas y hospitales, la integración de un expediente médico universal, y la ampliación de la cobertura de programas preventivos, como la vacunación universal. Este enfoque reconoce la importancia de la prevención y la atención primaria como bases de un sistema de salud eficiente, lo cual está respaldado por la experiencia de sistemas exitosos en países como Reino Unido y Canadá.
Lo positivo: Fortalecimiento de la atención pública. El fortalecimiento de instituciones públicas, como el IMSS Bienestar, apunta a cubrir las necesidades de los mexicanos sin acceso a seguridad social. La construcción de nuevas unidades de salud en zonas remotas y el aumento de personal en hospitales rurales es una estrategia alineada con el compromiso de “no dejar a nadie atrás”. Estas acciones tienen el potencial de reducir las barreras geográficas y económicas para acceder a la salud en regiones marginadas. La propuesta de incentivos salariales y apoyo para profesionales que trabajen en zonas vulnerables es una señal alentadora de que, al menos en papel, se están considerando soluciones integrales.
La limitante de una visión reducida del sector salud. Pese a los aciertos, una de las mayores críticas al programa es su enfoque limitado al sector público. Hablar del “Sector Salud” sin incluir al sector privado ni al social es un error estratégico que reduce las posibilidades de éxito de esta iniciativa. En la práctica, el sector privado, compuesto por médicos, enfermeras, dentistas, hospitales y proveedores de insumos médicos, es una parte esencial de la infraestructura sanitaria en México. Dejar fuera a estos actores, o reducir su rol al de meros proveedores ocasionales, significa perder una gran oportunidad de aprovechar recursos y capacidades existentes.
El sector privado no solo aporta capacidad de atención, sino también innovación en tratamientos, diagnósticos y gestión de recursos. Existen instituciones, cámaras empresariales y asociaciones profesionales que podrían colaborar en una estrategia verdaderamente nacional. Sin embargo, al no incluirlos explícitamente en los objetivos del programa, el gobierno está limitando el alcance y la efectividad de su propia estrategia.
La ausencia del sector social: un vacío en la representación ciudadana. Además del sector privado, el programa omite en gran medida al sector social. La participación de asociaciones de pacientes y organizaciones de la sociedad civil no es solo deseable, sino necesaria para un sistema de salud incluyente y responsable. Estas organizaciones aportan una perspectiva única sobre las necesidades reales de los pacientes y los vacíos en la atención médica. Las asociaciones de pacientes, en particular, pueden ser aliadas estratégicas en la implementación de políticas que respondan a necesidades concretas y en la promoción de la salud pública.
Este enfoque limitado representa una falta de sensibilidad hacia los intereses de los grupos más vulnerables, que no siempre encuentran una representación adecuada en el sistema de salud público. Para lograr una verdadera equidad, es indispensable incorporar a la sociedad civil en la toma de decisiones y en la supervisión de la implementación de las políticas de salud.
Lo malo: La falta de cuantificación y medición de las metas. Otro aspecto preocupante es la falta de métricas específicas y cuantificables en muchas de las metas planteadas. Aunque se mencionan objetivos como “reducir el porcentaje de obesidad infantil” o “aumentar la calidad de atención”, el documento no incluye indicadores claros para medir estos logros. La falta de cuantificación dificulta la rendición de cuentas y el seguimiento del avance real hacia estos objetivos.
La experiencia de otros países muestra que, para construir sistemas de salud sólidos, es esencial contar con metas medibles que permitan ajustar políticas y estrategias en función de resultados concretos. La ausencia de una metodología clara de medición sugiere una falta de compromiso real con la evaluación continua y la transparencia. Sin indicadores específicos, estos objetivos corren el riesgo de quedarse en declaraciones retóricas, sin un impacto real en la salud de los ciudadanos.
La importancia de un sistema nacional de salud integrado. Para lograr una transformación real en el sistema de salud de México, es imperativo un enfoque inclusivo que abarque a los sectores público, privado y social. Un sistema de salud verdaderamente integrado permitiría una sinergia entre las fortalezas de cada sector, optimizando recursos y ampliando el acceso a servicios de calidad. Esto implica no solo incluir al sector privado en la prestación de servicios, sino también en la planeación y en la regulación del sistema de salud.
Un sistema integrado permitiría además que los pacientes transiten sin problemas entre los sectores, aprovechando las capacidades de cada uno según sus necesidades. En países como Australia y Alemania, la colaboración entre el sector público y privado, así como la participación activa de organizaciones sociales, ha sido clave para la creación de sistemas de salud que son eficientes, equitativos y sostenibles.
Estimados lectores, el país necesita un Sistema Nacional de Salud que trascienda las barreras entre lo público y lo privado, que incluya activamente a la sociedad civil, y que esté basado en principios de equidad, eficiencia y sostenibilidad. Este enfoque no solo beneficiaría a quienes utilizan el sistema, sino que también fortalecería el sistema de salud como un todo, promoviendo una salud más equitativa y accesible para todos los mexicanos.
Desde la Curul 083 del Congreso en San Lázaro, haré mi llamado a la acción y me comprometo a visibilizarlo en el próximo paquete fiscal citanto a Amartya Sen, economista y filósofo que señaló “Un sistema de salud justo es la piedra angular de una sociedad equitativa”.
*El autor es médico especialista en cirugía general, certificado en salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública, y es diputado reelecto del grupo parlamentario del PAN en la LXVI Legislatura.