#MartesDeColumnas HOY EN SEXTANTE / ENTRE ESPERANZAS Y REALIDADES : Federico Reyes Heroles EN @Excelsior
• La única fórmula es extirpar, dicen. Pero han arrasado purulencias junto con órganos sanos. No es metáfora.
“La esperanza es una gran falsificadora de la verdad”. Baltasar Gracián no deja margen, él busca al hombre prudente. Quien fomenta la esperanza sin sustento es un imprudente. La imprudencia nunca trae buena cosecha.
Un año de gobierno. El paisaje muestra un país enconado, peleado con su pasado y también con su futuro. Con el pasado porque —por decreto— todo lo que de él provenga está envenenado. La única fórmula es extirpar, dicen. Pero han arrasado purulencias junto con órganos sanos. No es metáfora. Basta ver el sector salud. En el instituto madre en algún sentido, Nutrición, una de las joyas de la corona, las laparoscopías pasan por días nublados, hay cirugías de vesícula que se realizan por la vía tradicional, no importa que se ocupe más tiempo el quirófano, la habitación… o que el paciente sufra más. En el de Enfermedades Respiratorias dejaron de implantar a menores de dos años el minúsculo y fantástico artefacto auditivo que quiebra la sordera para impedir la mudez. ¿Imprudencia? No, crimen. Esos sordomudos serán hijos de la 4T. ¿Era necesario?
También peleados con el futuro porque, para ellos, es retorno. Alrededor del 25% del personal de la CNBV sale corriendo: como topes salariales y restricciones en el sector privado. El capital humano del Estado mexicano languidece. A un Cendi de 300 niños le reducen el monto para mantenimiento anual, de 90 a 50 mil pesos. Las cuotas suplementarias, de acuerdo con las capacidades económicas del hogar, se distribuyen equitativamente. Pero entonces, para final del año escolar, deja de haber material para limpiar a los bebés y niños, artículos de sanidad. Los monitores, normalmente de excelencia, deben hacer milagros. ¿Ahorros? No, estolidez perversa. Más allá del desastre de las cifras macro, inversión, empleo, crecimiento, etcétera, la lista de daños sociales y humanos ya es parte de la estela destructiva de la 4T. El inventario crece todos los días.
Pero lo que más aterra no son los yerros del primer año, sino la mecánica que está detrás. “Ser buen entendedor”, sugiere Gracián al prudente, no puede ser entendido quien no lo sea. Hace unos días, el FMI dio a conocer sus sugerencias para el buen desempeño de la economía mexicana. En tono amable, la institución sugiere lo que decenas de comentaristas han dicho: revisar inversiones en el sector energético y Plan de Negocios de Pemex; pensar en una reforma fiscal de fondo y la lista de sentido común. El problema no está en elaborar esa lista, el problema radica en que no hay un buen entendedor. De hecho, el Presidente actúa como si no necesitara de consejo alguno. De él mana la sabiduría y punto. La semana pasada, su secretario de Hacienda puso el dedo en la llaga en el que quizá sea el problema financiero más agudo de México en el largo plazo: las pensiones. Del tema se ha hablado mucho aquí, y en Grecia o España. Soluciones hay, las básicas, elevar la edad de retiro y aumentar la aportación. Eso sí garantizaría un mejor futuro a decenas de millones de mexicanos. Es impopular, pero de fondo. Para qué sirve la popularidad si no es para acciones así. El Presidente salió a contradecirlo. ¿Qué entiende de pensiones? En cambio, en lo político no ha dejado de ir una oportunidad de concentración de poder apoyado en una estructura que —de acuerdo a la violencia de sus mítines y reuniones— recuerda el México de los años treinta. ¿Futuro?
Por qué hay tanto desazón, desconfianza, miedo. Un expresidente español me decía, al oír una descripción de lo que ocurre en nuestro país, que esto nada tiene que ver con derecha o izquierda, hoy en México hay una mente autoritaria y soberbia que puede hundir al país. No le importan los niños ni los mayores ni los servidores públicos ni los desempleados ni la ecología ni la ciencia (¡felicidades a Valeria Souza y sus estromatolitos!). ¿Cuáles son sus prioridades?
La imprudencia nos gobierna. Muchas esperanzas infundadas y negación de las realidades.