¿MEJOR TENER T-MEC QUE NO TENERLO? #MartesDeColumnas @VRubioMarquez en @elheraldo_mx
Resulta que EU sí tenía la intención de los inspectores laborales y lo planteó claro en su legislación interna.
En junio pasado, el Senado mexicano aprobó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que sustituiría al anterior TLC, y el 12 de diciembre pasado, se aprobó el Protocolo Modificatorio del T-MEC y dos Acuerdos Paralelos.
El proceso de la semana pasada nos dejó varias reflexiones. La primera fue que existió un desaseo en el proceso legislativo. A los senadores nos hubiera gustado haber sido informados de que se estaba dando una negociación con EU para cambiar lo ya acordado; debimos haber tenido el texto en español, al mismo tiempo que nuestras contrapartes de los otros dos países; y bajo ninguna circunstancia debimos habernos enterado ya finalizando la sesión de análisis de Comisiones Unidas, que además del Protocolo Modificatorio se habían negociado dos acuerdos paralelos que jamás mencionaron y que desconocíamos su existencia.
La segunda reflexión se deriva de lo sucedido el pasado fin de semana, donde después de que nuestro gobierno revisó la Ley de Implementación del T-MEC de EU, “brincó” al darse cuenta de que traía componentes que “no habían sido platicados ni negociados con nuestro país”.
Sorprendió que en las Comisiones Unidas les preguntamos sobre posibles acciones extraterritoriales en cualquier modalidad (porque preocupaba que bajo distintas figuras se “colaran” inspectores laborales) y nos contestaron tajantemente que bajo ninguna circunstancia éste sería el caso. Pero resulta que EU sí tenía la intención de este esquema y lo planteó claro en su legislación interna. El negociador por EU, Robert Lighthizer, representante comercial de EU, aclaró ayer que los agregados laborales “no serán inspectores laborales y acatarán todas las leyes mexicanas relevantes”. Por ende, el fondo es la interpretación del acuerdo y los acuerdos políticos, que no pueden ser bajo ninguna circunstancia distintos (por eso ayuda tener a un equipo que negocia, pero que acompaña hasta el final los acuerdos).
Según entendemos y según le hicimos ver al negociador, esa amenaza siempre estuvo en la mesa y en el texto (sujeto a interpretación y a la instrumentación en ambos países), pero nuestro negociador nos reiteró que esta posibilidad había quedado desactivada.
En el Senado hicimos lo que nos tocaba en un ambiente viciado: denunciamos la entrega tardía del texto; revisamos el texto cuidadosamente de principio a fin (aún con él absurdamente corto tiempo que nos dieron); encontramos varias preocupaciones y se las hicimos saber al negociador puntualmente, quien siempre muy dispuesto y amable, negó que tuviéramos razón o justificación; aprobamos el T-MEC por unanimidad de todos los partidos políticos priorizando el libre comercio y el tener un instrumento que regule nuestra relación comercial más importante; alertamos al gobierno de que el diablo estaba en los detalles y no fueran a darse abusos de confianza o del entendimiento.
POR VANESSA RUBIO