PARA CONTAR / EL ÁNGEL NIGERIANO @zarateaz1 #MartesDeColumnas

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

París es una ciudad amada por muchos, de las más visitadas del mundo, fascinante, perfumada, platos y vinos gourmet, que exige recorrerla de punta a punta, por su belleza, por su historia, pero qué tal cuando hay emergencia, cuando el llamado Coronavirus la ha puesto en jaque y encerrado a todos sus nacionales y extranjeros en sus casas.
El episodio que te voy a platicar fue real, contado de primera mano, por los protagonistas, dos mexicanos. Sirva de experiencia para quienes son aficionados al turismo, daño colateral del Conavid-19 que a nadie se le desea. Drama, angustia, miedo e impotencia.
Imagina, medianoche, llegas cansado a la capital de Francia después de viajar por tren, a la última escala que prácticamente solo incluiste en el itinerario para de ahí hacer el regreso a México.
Cuando la pareja de mexicanos, hombre y mujer, organizó su viaje, con meses de anticipación, ni la menor idea de la situación que se iban a encontrar en la ciudad francesa.
Boletos de avión, tren y reservaciones de hotel, confirmadas. No habían descuidado ningún detalle. Enterados de lo que pasaba en Francia, volvieron a llamar a la agencia de viajes Price Travel para asegurarse que no tendrían problema alguno para su hospedaje.
Llegaron con sus maletas al Hotel Baldi (tres estrellas) y empezó la angustia. Estaba cerrado, puertas y ventanas, luces apagas. Y en la calle, en la noche, solo ellos. Volteaban para todos lados y no veían a nadie. Los inundó el nerviosismo. La grabadora telefónica de la agencia de viajes repetía que por la alta demanda y la situación imperante, tardarían en contestar. Podrían pasar horas y con el riesgo de agotar la pila del celular.
¿Qué hacer?
Corrían peligro de ser asaltados o detenidos por la policía por no respetar el confinamiento decretado por el gobierno del presidente Emmanuel Macron. Pensaban lo peor.
Momento estresante.
Apareció un ángel nigeriano (así lo describieron los protagonistas). Una persona madura de esa nación africana que con cautela se acercó para preguntarles qué les pasaba.
Les precisó que era administrador del Hotel Eiffel Villa Garibaldi. Los ayudó y les garantizó una habitación a buen precio.
Recuperaron la tranquilidad.
Por fin consiguieron comunicarse a la agencia Price Travel. La agencia se lavó las manos, le echó la culpa al Hotel Baldi: “es que nunca nos avisó que cerraría”.
¿Y el pago anticipado de la reservación?
La agencia Price Travel ofreció devolverlo en 15 ó 20 días.
¿Y la indemnización o reparación del daño?
-¿Por qué? la culpa la tiene el Hotel Baldi, respondió la agencia.
El final feliz porque la pareja regresó a México, se hizo la prueba médica y
el resultado fue no estaba contaminada por el Conavid-19.
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