PASIÓN POR CORRER / 3 FORMAS DE AMAR A MÉXICO #MartesDeColumnas @ayalaross1 @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Cuando se corre representando a todo un país, lo que te mueve no son sólo tus dos piernas.

Son miles, millones de piernas y también de corazones los que te impulsan a buscar la gloria ya no personal, sino nacional. No importa que no seas el favorito, ni el más grande o la mejor preparada.

No importa que tu bandera no sea la de una potencia deportiva, ni siquiera importa si te llamas José Carlos Villarreal, Risper Biyaki Gesabwa o Fernando Martínez Estrada, o si naciste en Sonora, en Kenya o en Durango. Lo único que importa cuando ves la meta, es que llevas en el pecho tres colores y una misma bandera, la de México.

Es el amor a México y el deseo de gloria lo que te mueve.

El mismo amor que llevó al sonorense José Carlos Villarreal a aparecer de la nada, cuando nadie lo veía, y rebasar en un sprint glorioso en los últimos 150 metros a los enormes corredores de Canadá y Estados Unidos, y arrebatarles el oro de los 1,500 metros; el que también movió e inspiró al duranguense Fernando Martínez a ganar por primera vez el oro en los 5 mil metros; o el amor que se le tiene a un país que, sin ser donde naciste, te acogió y te dio una vida, como a Risper Biyaki, que con menos de un año de ser mexicana por naturalización, corrió como en la sabana de su natal Kenia, y nos dio la gloria de una medalla de plata en los 10 mil metros.

Ninguno llegó a Lima 2019 como favorito, principalmante de los altos directivos, pero los tres demostraron, junto con la tapatía Paola Morán y la guanajuatense Laura Galván, en los 400 y en los 5 mil metros, respectivamente, que, cuando se corre por México hay una fuerza especial, el amor a una patria, que te puede hacer romper todo pronóstico, cualquier problema o limitación, para ganar incluso en pruebas en las que un mexicano o mexicana nunca había ganado en atletismo, superando a las potencias continentales.

Ahora el gobierno tendrá que buscarse más propiedades qué subastar, porque los 102 millones de pesos que se obtuvieron de la venta de la casa del chino Zhenli Ye Gon no serán suficientes para todos los atletas de todas las disciplinas que compitieron en Lima, y que van para Tokio 2020.

Nunca se habían logrado 136 medallas en unos Juegos Panamericanos, lo cual abre un panorama alentador para los próximos Juegos Olímpicos.

Esperemos que a partir de hoy los éxitos deportivos de los mexicanos no sean sólo gracias al mérito de los atletas, a la oportunidad de prepararse fuera del país, a su lucha frente a los obstáculos, a los sacrificios de la familia o a su amor a México.

A partir de ahora las cosas tendrán de cambiar por el bien de estos atletas que aman a su país, se preparan y compiten por una medalla y que aún confían y dependen de las instituciones. Sería un grave error fallarles.

 

POR ROSSANA AYALA

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