PASIÓN POR CORRER / 50 AÑOS NO ES NADA #MartesDeColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx
Ningún corredor es lento si no conocemos su historia, y mucho menos, si su esfuerzo es tan grande como el del primero en cruzar una meta.
Cuando se es niño y la vida nos parece infinita, 20 años es un largo espacio, un universo de infinitas posibilidades, emociones, lugares y cosas por descubrir. Pero, a medida que crecemos, las nuevas vivencias nos regalan otra perspectiva del tiempo, los años se nos pasan casi sin darnos cuenta y terminamos por sentirlos como en el tango Volver, de Carlos Gardel, que dice que: ¡20 años no es nada!
¿Y si 20 años no es nada, 50 será poco más que un suspiro? ¿Más que un soplo de vida? En su tango, Gardel evoca la vuelta a una ciudad, pero, sobre todo, a una etapa de su vida que ya no volverá, pero no fue así para el corredor alemán Günter Hallas, de 82 años, que en 1974 ganó el primer maratón de Berlín, y después de 50 años volvió a correrlo, ya con la sien plateada por las nieves del tiempo y una prótesis de rodilla. Nada lo detuvo, la fuerza de voluntad venció, incluso, los achaques de la edad. Y es que no podía haber un mejor momento que el 50 aniversario del Maratón de Berlín para probar suerte en la misma carrera en la que participó a los 32 años, y en la que fue el triunfador con 2:44:00, aunque ahora, medio siglo después, con un resultado diferente. Günter Hallas cruzó la meta en siete horas, dos minutos y 33 segundos. La ovación que recibió al pasar por la Puerta de Brandenburgo, su vieja amiga, fue conmovedora.
Hallas ha corrido 44 veces el Maratón de Berlín y ha inspirado a miles a disfrutar de la pasión por correr. Cuando se le pregunta ¿por qué sigue participando? Asegura que “simplemente lo disfruta y no se lo toma demasiado en serio”. Cuando Hallas todavía trabajaba como cartero, entrenaba subiendo y bajando las escaleras de dos en dos, y corriendo durante sus rutas de reparto.
Desde aquel 13 de octubre de 1974 al 29 de septiembre de 2024 han pasado muchas cosas: durante 16 años, la carrera fue un privilegio para una parte de una nación profundamente dividida. Hoy en día, los corredores disfrutan de una ruta resultado de la evolución democrática, que cruza por una ciudad reunificada y por distritos pletóricos de historia. Los 280 participantes se han convertido en 54 mil, y los ganadores son ahora keniatas y etíopes, en lugar de aficionados berlineses.
Otro momento singular fue la participación de Peter Bartel, quien a sus 82 años tampoco quiso faltar a la cita, ya que él también corrió en el primer maratón de Berlín. Bartel, que fue el último corredor en cruzar la meta, finalizó con 8:59:18. Hace 50 años completó el maratón en 4:41:00, y ahora, al llegar a meta, se arrodilló y besó el piso como muestra de amor y respeto.
Ambas historias nos enseñan algo: hay muchos motivos por los cuales correr, no se trata sólo de mejorar tiempos o subir a un podio. A medida que los años pasan tendremos que resignificar objetivos y reinventarnos según nuestras nuevas aptitudes y habilidades. Ningún corredor es lento si no conocemos su historia, y mucho menos, si su esfuerzo es tan grande como el del primero en cruzar una meta. Entenderlo y aceptarlo no sólo nos traerá paz, sentiremos que 50 años, 20, 30 ó 40, no es nada, si los disfrutamos.
POR ROSSANA AYALA