PASIÓN POR CORRER / CARRERA Y VIOLENCIA DE GÉNERO #MartesDeColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx
La tradición machista ha llevado a que muchas de estas atletas sufran de violencia sistémica por parte de sus parejas que quieren controlarles la vida.
En los últimos 15 años, el atletismo ha jugado un papel muy importante en la emancipación de la mujer en Kenia y Etiopía; para muchas jóvenes, la única manera de ganarse la vida y tener un patrimonio propio es corriendo. Sin embargo, la tradición machista de estos países ha llevado a que muchas de estas atletas sufran de violencia sistémica por parte de sus parejas que quieren controlarles la vida y el dinero, y se sienten impunes ante la falta de acción de las autoridades.
Rebecca Cheptegei, una corredora ugandesa que compitió en el maratón femenino de los Juegos Olímpicos de París, murió el jueves pasado después de sufrir graves quemaduras después de que su exnovio, el keniata Dickson Ndiema, se metiera en su casa de Endebess, en Kenia, le vaciara un bidón de cinco litros de gasolina encima y le prendiera fuego.
La atleta llegó al hospital con un 80 por ciento de quemaduras en su cuerpo. Dos días antes, su familia había puesto una denuncia por violencia contra Ndiema ante la policía.
Obviamente, alertar a las autoridades, no sirvió de nada. La noticia del asesinato de Cheptegei dio la vuelta al planeta y conmocionó al mundo del atletismo porque pone de nuevo sobre la mesa el problema de violencia contra las atletas profesionales en Kenia.
La ugandesa no es la primera élite asesinada. El homicidio de la keniata Agnes Tirop, en octubre de 2021, impulsó la creación de varios movimientos por los derechos de las atletas. Tirop, de 25 años entonces, acababa de obtener el récord mundial en los 10 mil metros, cuando su ex novio la mató con un cuchillo. Seis meses después, la keniana Damaris Muthee fue asesinada por su esposo.
En estos países, el hombre toma el control de la vida de una mujer desde una edad muy temprana. En el caso de las atletas, el dinero suele estar detrás de la mayoría de casos de violencia. Cuando ellas viajan se dan cuenta que gracias al atletismo pueden independizarse. Una mujer gana más en una carrera que lo que un hombre promedio logra en un año, y estas atletas no corren una, participan hasta en 10 o más.
La Encuesta Demográfica y de Salud de Kenia de 2023 revela que más de 11 millones de mujeres, el 20 por ciento de la población, ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja. Agrega que el 42 por ciento de las mujeres todavía considera “normal” que su esposo las golpee; sin embargo, denunciar es complicado ante la falta de protección legal. África registró en 2022 el mayor índice de homicidios relacionados con el género, según la ONU, que calcula que 20 mil mujeres fueron asesinadas ahí, aunque la cifra real podría ser aún mayor, según una nota The New York Times.
Los asesinatos de Cheptegei, Agnes y Damaris evidencian que el principal problema es la falta de acción de las autoridades para perseguir la violencia de género, además de que no hay reglas ni directrices claras por parte de la federación de Atletismo de Kenia, sobre cómo prevenirla y abordarla. Sería lamentable que otra muerte vuelva a poner el dedo sobre la llaga.
POR ROSSANA AYALA
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