PASIÓN POR CORRER / CORRER O MORIR #JuevesDeMasColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Quien no sabe de correr bajo estas circunstancias, diría que un ultramaratonista es un suicida del agotamiento, pero para quien ha enfrentado a los fantasmas que emergen después de librar decenas de kilómetros, la existencia se reduce a sobrevivir

Para un corredor de ultradistancia la lucha por cruzar una meta se convierte, literalmente, en una carrera por sobrevivir. Las vivencias de estos corredores están plagadas imágenes de dolor del cuerpo y de la mente que provocarían escalofríos a cualquiera: personas que caen y sangran debido a la fatiga, que alucinan por falta de sueño y de una alimentación adecuada; que se orinan encima; que terminan con brazos y piernas completamente rasguñados por las ramas y sus espinas.

Basta con saber de las condiciones extremas de clima, altura y recorrido que enfrentan estos atletas para darnos una idea de las heridas a causa de las piedras, los vientos gélidos, o el sofocante calor y de todo tipo de situaciones extremas y experiencias límite que tienen que superar. Quien no sabe de correr bajo estas circunstancias, diría que un ultramaratonista es un suicida del agotamiento, pero para quien ha enfrentado a los fantasmas que emergen después de librar decenas de kilómetros, la existencia se reduce a sobrevivir.

Y es que a veces, quien corre distancias que superan el entendimiento de cualquiera, posee un punto de locura que lleva a atletas como la británica Jasmin Paris a convertirse en la primera mujer en terminar la Barkley Marathons, una de las carreras más duras dentro de la ultradistancia.

Los corredores tienen que completar en menos de 60 horas, un total de 160 kilómetros, en cinco vueltas alrededor de las colinas de Tennessee y con alrededor de 18 mil metros de ascensos y descensos, aproximadamente el doble de la altura del Monte Everest. Los corredores tienen un tiempo límite para cada vuelta, y no disponen de puntos de ayuda, ni pueden utilizar celulares, GPS o cualquier otro sistema de navegación, solo un mapa y una brújula.

Hasta el pasado viernes 22 de marzo, en 38 años de historia, tan solo 20 corredores, únicamente hombres, habían logrado terminar la Barkley Marathons. Jasmin Paris, de 40 años, veterinaria y madre de dos hijos concluyó la carrera en 59 horas, 58 minutos y 21 segundos, solo a 99 segundos del límite de tiempo.

Esta carrera es una locura en todos los sentidos. Está inspirada en la huída del asesino de Martin Luther King Jr. de la cárcel de Brushy Mountain. El criminal logró recorrer unos 12 kilómetros durante algo más de 60 horas hasta que fue atrapado. Unos años más tarde, la competencia fue creada para demostrar que durante el tiempo que habían tardado en capturar a Ray, bien podrían cubrirse al menos 160 kilómetros.

Al final, Jasmin Paris lo logró: llegó tambaleándose a la línea de meta, delirando y casi alucinando, agotada, se desplomó en el suelo después de correr día y noche por un bosque de pendientes pronunciadas con sus piernas arañadas por los arbustos y matorrales del camino. ¿Locura o hazaña?

POR ROSSANA AYALA