PASIÓN POR CORRER / FRACASO Y FRUSTRACIÓN #MartesDeColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx
El haberme puesto una meta hace 30 años ha dado un plus a mi vida. Sé que mi familia está orgullosa de poder contar que he corrido algunos maratones.
No hay nada más tentador y seductor en estos días que la idea del borrón y cuenta nueva, esa página en blanco que la vida nos ofrece cada enero para escribir y elegir, entre un abanico de infinitas posibilidades, lo que será de nuestra existencia en los próximos 12 meses.
Sin embargo, numerosos estudios realizados en diferentes instituciones y universidades nos dicen que el porcentaje de personas que logran sus propósitos de Año Nuevo es muy bajo, se sitúa entre el 6 y el 8 por ciento, y la mayoría fracasan bajo un mismo patrón: Establecemos nuestras metas bajo la emoción del momento sin una estrategia realista para alcanzarlas. Se dice que quien mucho abarca poco aprieta. Lo mismo pasa con estas motivaciones, tener demasiadas equivale a no tener ninguna.
La tradición de hacer promesas para el año que comienza se remonta a los antiguos babilonios, hace más de 4000 años y tiene su origen en civilizaciones que marcaban el nuevo año como un tiempo de renovación y reflexión. Sin embargo, el término “propósitos de Año Nuevo” apareció por primera vez en 1813 en una columna de un periódico de Boston.
Desde siempre y en la práctica, convertirse en la persona que proyectamos ha sido complicado y la discordancia entre expectativa y la realidad acaba generando fracaso y frustración. Todos lo hemos vivido, sobre todo si no formamos parte del selecto grupo del 6 y 8 por ciento de los que logran sus metas.
En su columna Maneras de Vivir que Rosa Montero publica cada domingo en El País Semanal y en su entrega titulada “Como el Roble Sobrelleva la Sed”, la escritora y periodista española hace una interesante reflexión sobre cómo en estos tiempos, nos encontramos cada día menos preparados para sobrellevar la frustración. “El sistema de consumo acelerado en el que estamos inmersos, amplificado por las redes, nos impulsa a desear de manera loca, aquí y ahora, sin reflexión ni pausas, sin límite o demora.
Y las redes nos hacen ver un mundo mentiroso en el que los demás parecen poseer y ser cuanto quieren de inmediato. O sea, todos están genial, menos nosotros”. Y menciona como buen propósito para este 2025: “Vivir sin que los deseos desaforados me enloquezcan, no inventar mi futuro, sobrellevar las pequeñas y cotidianas pérdidas.. e instalarme con consciencia plena en el presente”.
Soy corredora de mañana, no siempre de primera hora, pero terminar un buen entrenamiento me da energía para el resto del día. El haberme puesto una meta hace más de 30 años ha dado un plus a mi vida. Sé que mi familia está orgullosa de poder contar que he corrido algunos maratones y que mi siguiente reto es Chicago. Al menos intentarlo. Pondré todo mi empeño, mis ganas, mi fuerza de voluntad, mi ilusión y mi trabajo para lograrlo, pero mi verdadero propósito es disfrutar plenamente del camino que me lleve a conseguirlo.
¡Feliz 2025!
POR ROSSANA AYALA
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