PASIÓN POR CORRER / LA FUERZA DE LA PALABRA #MartesDeColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx
Coincido totalmente con quien piensa que las palabras o su ausencia, nos definen en una carrera y en la vida
Escritores, deportistas, filósofos coinciden en que no es fortuito que el atletismo utilice la terminología de la vida para expresarse; quizás es por ello que los corredores preferimos este deporte más que a cualquier otra disciplina. Poner un pie delante del otro durante horas supone un acto de resiliencia que pone a prueba nuestro cuerpo; nos define cómo somos y la manera cómo afrontamos la vida: una decepción amorosa, una pérdida, una enfermedad o un fracaso, se sienten menos cuando cruzas una meta. Descubres que ese acto te prepara para superar cualquier obstáculo existencial.
Palabras como ritmo, cadencia, cuesta, muro, maratón, segundo aliento, obstáculo, marcha, fondo, relevo, prueba, marca, disciplina o último esfuerzo forman parte de un universo semántico que define la personalidad de un corredor, tanto como un ajedrecista se delata en su manera de jugar: recreativo, lúdico, obsesivo, apasionado, competitivo, determinado o valiente.
Las palabras nos dan su fuerza cuando, sin darnos cuenta, hacemos nuestras las citas de leyendas como Emil Zátopek: “Si quieres correr, corre una milla; si quieres cambiar tu vida, corre un maratón” o campeones de nuestro tiempo, como el gran corredor de montaña, Kílian Jornet: “El secreto no está en las piernas, sino en la fuerza de salir a correr siempre”.
Pero es durante una carrera cuando las palabras importan más. Después de correr varios kilómetros nos descubrimos hablando solos, como locos; con esa voz de la mente y del cuerpo que nos susurra al oído: “Vamos, muy bien, así, ya falta menos, no puedes abandonar ahora”. También ocurre al revés, cuando en este diálogo, los pensamientos negativos frenan el buen paso y esa voz nos sabotea con el “no puedo” y no podemos. Y es que en la vida, como en la carrera, nadie habla tanto con alguien, como lo hacemos con nosotros mismos.
Al contrario, la ausencia de palabras, el silencio buscado, deseado y alcanzado, es un estado al todo corredor aspira a llegar. Cuando uno se abandona, y se deja llevar por el ritmo de los pasos y la respiración, esa voz se calla. Sientes como si acabaras de comenzar, aunque lleves muchos kilómetros en las piernas. La mente se vacía o se llena, como se quiera ver, de sensaciones que no tienen que ver con el cansancio, sino con la belleza del paisaje que nos rodea.
Coincido totalmente con quien piensa que las palabras o su ausencia, nos definen en una carrera y en la vida. Hay que ser cauteloso en la manera de utilizarlas, porque de ello depende que se conviertan en nuestras amigas o enemigas. Las palabras son universales, pero cada quien elige y elabora su propio lenguaje en cada kilómetro. ¿Cuáles son las tuyas cuando corres? Las mías son: ¡Gracias vida, gracias por tener la oportunidad y el privilegio de hacer lo que más amo y disfruto!
POR ROSSANA AYALA