PASIÓN POR CORRER / MARCHA TRIUNFAL #MartesDeColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Tres de ellas son de oro, cinco de plata y dos de bronce. La otra medalla es la de plata de Ana Guevara, en los 400 metros, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004

Después del boxeo, que le ha dado 13 medallas olímpicas a México, y clavados, 15, está la marcha, disciplina que le ha otorgado 10 de las 11 preseas ganadas en atletismo.

Tres de ellas son de oro, cinco de plata y dos de bronce. La otra medalla es la de plata de Ana Guevara, en los 400 metros, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

El interés de México en la marcha como deporte olímpico surgió poco antes de los Juegos de 1968 cuando, como país anfitrión, los organizadores buscaron disciplinas en las que atletas mexicanos pudieran sobresalir. Para llevar a cabo dicha tarea, los funcionarios mexicanos contrataron a entrenadores de otros países, entre ellos estaba el polaco Jerzy Hausleber, un marinero ex combatiente que había ganado cuatro campeonatos de marcha en Polonia, y que ahora es considerado el padre de la marcha mexicana, ya que gracias a él y a su estilo, comenzó el éxito en esta disciplina en nuestro país.

A diferencia de los corredores, que pasan gran parte de su tiempo en vuelo, los andarines deben mantener siempre un pie en el suelo y dar el paso sin doblar la rodilla.

Levantar ambos pies, romper el contacto con el suelo o doblar una rodilla puede dar lugar a advertencias de los jueces que están presentes durante todo el recorrido.

La caminata fue muy popular en México, en los años 70, 80 y 90. Cómo olvidar, por ejemplo, aquel verano de 1984, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, cuando Ernesto Canto hizo vibrar a todo México y se convirtió en el héroe de nuestra infancia. Con la imagen de aquel hombre delgado, de piel morena, que después de cruzar la meta y ganar medalla de oro en caminata de 20 kilómetros, se ponía un sombrero de charro en la cabeza, aprendimos que caminar rápido también era un deporte.

La emoción fue aún mayor, porque otro mexicano, Raúl González, terminó segundo. El uno-dos en el podio, nos llenó de orgullo. El andarín mexicano ganó otro oro para México en los 50 kilómetros. Era la primera vez que muchos niños y adolescentes de la época escuchábamos el Himno Nacional en unos Juegos Olímpicos y era, para nuestra generación, los primeros héroes olímpicos nacionales.

Y si a esto le sumamos el oro de Daniel Bautista (Montreal 1976), las platas de José Sargento Pedraza (México 1968), Raúl González (Los Ángeles 1984), Carlos Mercenario (Barcelona 1992), Noé Hernández (Sídney 2000) y Lupita González (Río 2016). Los bronces de Bernardo Segura (Atlanta 1996) y de Joel Sánchez (Sídney 2000) han hecho que México se encuentre entre las potencias de la marcha.

Han pasado 40 años desde que Canto y González obtuvieron las últimas medallas de oro en caminata para México. Hay mucho optimismo en la delegación mexicana de marcha para estos Juegos Olímpicos. Esperemos que se dé una medalla, no sólo a nivel individual, sino también en el relevos. Sería escribir una nueva historia de gloria para esta disciplina. Crucemos los dedos.

POR ROSSANA AYALA

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