PASIÓN POR CORRER / MORIR CORRIENDO O LA MUERTE TAMBIÉN CORRE #MartesDeColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Incluso, el corredor o el deportista más sano, cuando no atiende las señales del cuerpo o las recomendaciones médicas estará tan vulnerable como cualquier otra persona

Los casos de corredores y deportistas, ya sean amateurs o profesionales, que mueren en plena carrera o practicando su deporte, siempre nos impactan y nos sorprenden, porque nuestra primera reacción y pregunta suele ser: “¿Pero cómo pudo morir si él se veía sano y era deportista, siempre se ejercitaba y se cuidaba”. Y es que la muerte de un corredor o de un deportista nos despierta el miedo instintivo y milenario que nos produce una muerte repentina y sorpresiva, porque aunque todos sabemos que vamos a morir y que lo único cierto que hay en la vida es la muerte, nunca esperamos ni deseamos una muerte que corra tan de prisa que nos alcance y nos sorprenda en plenitud de la existencia.

Saber que ha muerto alguien que tenía un estilo de vida saludable, que cuidaba su alimentación y siempre corría o se ejercitaba nos provoca tanto impacto porque nos recuerda al final lo frágiles que somos como seres humanos. Lo vulnerable que nos encontramos ante un mundo en el que, aún con todos los cuidados, prevenciones y esfuerzos, nada nos garantiza que la muerte no nos va a sorprender y que resultará también una ágil corredora que puede sorprender a cualquiera en plena carrera o rutina de ejercicio.

Todos conocemos la legendaria hazaña de Filípides: el militar fue encargado de llevar a Atenas la noticia de la victoria sobre los persas en la Batalla de Maratón. Tuvo éxito en su intento, pero en cuanto hubo recorrido los cuarenta y dos kilómetros que separaban Maratón de Atenas, cayó al suelo agotado y murió.

Si bien las causas de muerte súbita de un corredor pueden ser muchas, existen dos principales: que el corredor tenga problemas cardiacos –que probablemente desconozca que padece–, y la otra es la falta del entrenamiento necesario para correr un maratón. En 2018, dos corredores murieron durante el Medio Maratón de la Ciudad de México, ambos a causa de un infarto al miocardio, uno de ellos se desvaneció cuando solo le faltaban unos metros para cruzar la meta.

En cuanto a la falta de preparación como posible causa, se ha encontrado que entre los atletas amateurs víctimas de muerte súbita, la mayoría participó en una carrera con mucho menos entrenamiento del necesario para enfrentar dicha distancia. En el caso del maratón, estos corredores sumaban menos de 50 kilómetros de entrenamiento semanales. El kilometraje mínimo para terminar un maratón en seis horas y en buenas condiciones, dependiendo del programa de entrenamiento, debería ser de 60 kilómetros a la semana. Correr menos de esa distancia previo al maratón supone ya llegar sub entrenado a la línea de salida.

Pero ¿cuáles son las probabilidades de morir durante un maratón? Según la ciencia, el riesgo de muerte por participar en un maratón es muy pequeño, y menor aún si eres mujer. Una investigación publicada en BMJ Open Sport & Exercise Medicine, asegura que el riesgo de morir durante una maratón es de aproximadamente 0.67 por cada 100 mil finalistas, es decir, 1 muerte por cada 149 mil 968 participantes.

Sin embargo, el verdadero problema comienza cuando el corredor no le da verdadera importancia a su entrenamiento perdiéndole el respeto a las distancias. Antes correr un maratón era el objetivo final, ahora el corredor amateur apenas cruza esa meta y ya está planteándose la posibilidad de correr un ultramaratón.

Recientemente conocí la historia de un maratonista de 52 años que durante toda su vida practicó y disfrutó de la pasión por correr; sin embargo, padecía de un problema cardiaco del cual fue atendido y operado. Semanas después de su intervención quirúrgica, se levantó, se puso sus tenis y salió a correr, desafortunadamente su corazón no resistió tal esfuerzo y cayó desplomado a causa de un infarto. Murió al instante. Más del 80 por ciento de las muertes en maratones han tenido síntomas antes o, incluso, el mismo día de la carrera. Muchos se sienten mal, pero no hacen caso a los síntomas.

Así que, por más doloroso que resulte aceptarlo, es ley de vida que nadie escapa a la muerte cuando llega su momento. Incluso, el corredor o el deportista más sano, cuando no atiende las señales del cuerpo o las recomendaciones médicas estará tan vulnerable como cualquier otra persona. Y es que por más hábil, rápido o fuerte que pueda ser cualquier ser humano, nunca superará la velocidad y el alcance de la muerte que también corre y nunca falla a su meta.

POR ROSSANA AYALA
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