PASIÓN POR CORRER / PASIONES QUE NOS MUEVEN #MartesDeColumnas @ayalaross1 en @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

La carrera es como una caja de pandora que al abrirla saca nuestros miedos y angustias, no para sufrirlos o huir de ellos, más bien para atravesarlos, romperlos y destrozarlos al tiempo que cruzamos una meta y somos poderosos y libres.

Si alguien te preguntara qué es una pasión ¿Qué responderías? ¿Podrías definirla? ¿Sabrías precisar de dónde viene? ¿Por qué hace sufrir a unas personas y otras las impulsa a lograr algo? De alguna manera, todos sabemos algo de pasiones: las conocemos porque son parte de nuestra vida, son compañeras, a veces dulces, tiernas, placenteras que nos alumbran con el júbilo que desatan en nuestro ser o nos hacen sufrir al punto de oscurecer y desgarrar nuestra existencia y hacernos conocer su lado más amargo.

En la antigüedad, “pasión” significaba dolor, sufrimiento, muerte; mientras que, en el Romanticismo moderno, se refería al hecho de amar más al amor que al objeto amado. La Real Academia de la Lengua la define como el apetito por algo o afición vehemente a ello. En la era actual el significado de la palabra pasión se identifica más con una motivación emocional, sensorial y sobre todo corporal que puede llevarnos a hasta batalla interna contra los propios límites.

En esta aventura de vivir siempre podemos elegir nuestras propias pasiones. Cualquiera que tenga la experiencia de correr y haya hecho del deseo natural de salir al aire libre algo que le regocija en todos los sentidos, sabe que hay un límite del cual es difícil volver atrás: El placer ¿Si no es por el dinero, la gloria o la esperanza de clasificarse entre los primeros, qué puede empujar a un ser humano a correr largas distancias a pesar del dolor, el cansancio y el enorme desgaste físico? Sin duda alguna esa es la pasión.

El periodista, escritor y corredor Christopher McDougall, transcribe en su libro Nacidos para Correr, una maravillosa cita de la ultramaratonista Ann Trason en la que muestra a la carrera como una maestra de la corporeidad y el placer: “Tienes que estar en sintonía con tu cuerpo, y saber cuándo debes apretar y cuándo parar; escuchar atentamente el sonido de tu respiración; ser consciente de cuánto sudor te adorna la espalda…¿Qué podría ser más sensual que prestarle una atención exquisita a tu propio cuerpo? Lo sensual cuenta como romántico, ¿cierto?”.

También la pasión por correr nace del dolor. Se trata de ver más allá de los muros, en un intento de superación que busca transformar el sufrimiento en resiliencia. La carrera es como una caja de pandora que al abrirla saca nuestros miedos y angustias, no para sufrirlos o huir de ellos, más bien para atravesarlos, romperlos y destrozarlos al tiempo que cruzamos una meta y somos poderosos y libres.

Tal vez por todo eso la pasión es también uno de los signos distintivos del ser humano, como pensar, discernir o amar. Es tan humano apasionarse por algo, que en el umbral de esta nueva era, donde la inteligencia artificial y la vida digital empiezan a plantear todo un reto que revolucionará y cambiará la vida como hoy la conocemos, la pasión será uno de los signos distintivos y una de las características que nos harán ser diferentes e insuperables frente a las máquinas inteligentes que hemos creado y que ya empiezan a suplirnos y a desplazarnos en muchas de las actividades y habilidades que hasta hoy eran exclusivamente humanas.

Pero lo que nunca podrá quitarnos o superarnos la nueva inteligencia artificial serán nuestras pasiones, que seguirán impulsándonos y definiendo nuestra amenazada humanidad.

POR ROSSANA AYALA