PASIÓN POR CORRER / RÁPIDO Y SIN FURIA #MartesDeColumnas @ayalaross1
Un río de piernas y de corazones fluía por las calles en las que no sonaban cláxones y lo que se escuchaba era el trote humano
Por una vez las prisas y la aglomeración de miles de personas no eran a causa del estrés, sino de fiesta. En la ciudad de la gente que siempre corre al trabajo, a la escuela, a la oficina o a casa; ahora corrían por el puro placer de hacerlo, sin empujones, sin rabia, sin querer ganarle el paso al otro. Un río de piernas y de corazones que fluía por las calles y avenidas en las que hoy no sonaban cláxones ni había esmog y lo que se escuchaba era el trote humano, el golpe sobre el asfalto de miles de pies que recorrían la ciudad, su ciudad palmo a palmo, con la vista al frente y la mira puesta en una meta.
Ver a esa masa que se movía a un ritmo cadencioso y que avanzaba por Insurgentes, por Reforma, Chapultepec y el centro, era sentir el palpitar de todos y de cada uno que corría el Maratón. Los sonidos de bandas musicales, mezclados con los gritos de “¡sí se puede! y de ¡ánimo, ánimo!” eran alimento para el espíritu de los corredores, lo mismo para el Chapulín Colorado, que corría con sus tenis amarillos y sus antenitas de vinil, que para las panteras keniatas que volaban sobre el pavimento capitalino, para el adulto mayor que se movía sin prisa, pero sin pausa, o para el maratonista primerizo que descubría una ciudad nueva con sus ojos o el corredor experimentado que disfrutaba cual turista maravillado la nueva ruta más amable que se estrenó en esta ocasión.
El éxito del 37 Maratón de la CDMX fue, en palabras de corredores y especialistas, que este evento confirmó en esta edición que ha madurado y mejorado, al igual que muchos de sus corredores. La etiqueta oro de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo), que se estrenó el domingo se notó no sólo en la organización que permitió la participación ordenada y sin contratiempos de 25 mil corredores registrados oficialmente, pero también en la logística implementada, tanto para la salida desde el estadio de Ciudad Universitaria, engalanado con el Pebetero Olímpico encendido, como para la llegada en el Zócalo, donde los corredores tuvieron una mejor y más organizada recepción y recuperación tras la carrera.
Todo esto en medio de una fiesta deportiva que se coronó con la nueva marca en la rama femenil de la keniana Vivian Kiplagat, quien cerró con un tiempo de 2:33, tres minutos menos que Gladys Tejeda, que en 2017 paró el cronómetro en 2:36. Mientras que el también keniano, Duncan Maiyoimpuso la segunda mejor marca varonil en la historia del Maratón.
Este maratón ya es historia, y desde ayer todos volvimos a correr al trabajo, a la escuela o a casa, y peor aún, bastante adoloridos, pero ya no eres el mismo, porque ahora sabes que puedes superar cada parte de un gran desafío. Correr un maratón es algo muy grande y ésta semana eres motivo de decenas de felicitaciones: para tu novio, novia, esposo (a); eres un ídolo. Para tus hijos eres un héroe, disfrútalo mucho, te lo mereces.
POR ROSSANA AYALA
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