PEDÓFILOS Y PEDERASTAS UNIDOS: MAP / FABIOLA DÍAZ DE LEÓN, ESCUELA DE SEÑORITAS @escdesenoritas #JuevesDeMasColumnas
MAP (Minor Attracted Person) Persona atraída a menores en español, son las siglas de un movimiento que está desde hace varios años rondando por diferentes sitios de internet haciendo un paralelismo de la normalización de la pedofilia y la pederastia con los movimientos de la diversidad sexual en una lucha por lograr la desestigmatización, hacerla socialmente aceptable. Siendo que la primera es el sentir atracción sexual por menores de edad y, la segunda, tener sexo con menores de edad; su finalidad es despenalizarla mediante iniciativas de ley que reduzcan la edad de consentimiento y modifiquen delitos tipificados como el estupro, etc. Se trata de un movimiento global pero que en nuestro país resulta particularmente alarmante ya que el abuso sexual infantil tiene penas menores cuando llega a ser denunciado y sentenciado.
En México el matrimonio infantil fue apenas eliminado como figura legal en 2019, se instituye en el código civil federal que la edad para que las personas contraigan matrimonio es a los 18 años. Aún se cuentan muchísimas zonas en el país donde hay excepciones, aparte de que no necesariamente estamos hablando de uniones civiles para que el fenómeno de tener sexo o atracción sexual por menores de edad se lleve a efecto. Mucho menos para que haya un enorme consumo y producción de pornografía infantil.
Existe esta tendencia en todo el mundo, de hecho durante siglos se ha sabido de prácticas sexuales que involucran adultos con menores, durante los siglos más recientes se ha ido estigmatizando cada vez más por la lucha por la protección de las infancias y las legislaciones de los derechos de la niñez a nivel nacional e internacional, pero esto no impide que cada vez haya una clandestinidad mayor y que los indicadores en nuestra nación sean altísimos y que éste se dé en espacios que se consideran “seguros” como el hogar, las escuelas y los centros de culto.
México es ahora pico de lanza en la producción de pornografía infantil. No son raros los casos donde ocurren los abusos y simplemente se normalizan dentro del entorno familiar o son ignorados o simplemente, como basura o polvo en el piso, se barren debajo del tapete de la intimidad del hogar y quedan encubiertos. Somos miles, millones, los adultos que hemos crecido con experiencias donde hemos sido víctimas de pedófilos o pederastas o que hemos vivido actos de perversión de su parte durante nuestras infancias y adolescencias, o que simplemente, hemos estado expuestos a ellos y que crecimos sin que nada pasara. Somos sobrevivientes y tal vez ello nos haya llevado a convertirnos en victimarios para algunos que desarrollaron estas conductas, actúen en consecuencia o no.
Estas conductas cronofílicas (cuando la atracción se da por la edad de la persona deseada) van más allá de sexos, se pueden dar por niños o niñas, eso es otro tema, y si vemos la historia, las niñas hemos sido sistemáticamente sexualizadas a muy cortas edades. Para no ir más lejos tanto mi abuela paterna como mi tía materna, fueron novias pubescentes (entre los 13 y los 15 años) ambas casadas en el siglo XX con anuencia de sus progenitoras. Al año de casadas ya eran madres. A últimas fechas se ha resaltado el caso de la venta de niñas en la sierra de Guerrero y son muchas las comunidades cuyos usos y costumbres promueven estas uniones.
En México tenemos un índice altísimo de embarazos infantiles y adolescentes. Somos también uno de los destinos de turismo sexual más importantes del norte del continente americano, playas como Acapulco, Cancún, Vallarta, son famosas por ello a nivel mundial y mucho de ese comercio involucra a menores de edad prostituidos. El crimen organizado ha hecho de los consumidores del sexo con menores y sus productos derivados una mina de oro. La explotación sexual de menores de edad es un mercado gigante de proporciones obscenas tanto por su cotidianidad como por sus ingresos.
Las redes sociales y el internet se han convertido en el espejo de la sociedad, ese reflejo donde nos vemos como colectivo global. Esos instrumentos han sido utilizados por los movimientos de pedófilos y pederastas para pugnar por hacer de sus filias y gustos sexuales una lucha paralela de derechos civiles para lograr la modificación de leyes en todo el planeta que les permitan normalizar de nuevo lo que apenas se ha penalizado. Han retomado el curso de la lucha por los derechos de la diversidad para crear un movimiento paralelo que exige el mismo reconocimiento lo que es una distorsión de una minoría que ha sido vulnerable y que no goza de igualdad en derechos humanos por el hecho de ser diferentes pero que en ningún momento ha pugnado por la pedofilia ni la pederastia, una persona MAP NO ES UNA MINORÍA DE ORIENTACIÓN O PREFERENCIA SEXUAL O DE GÉNERO DIVERGENCIA.
Podemos ver las prácticas sexuales entre adultos y menores a lo largo de toda la historia de la humanidad, desde la mitología griega (cuando Zeus rapta al adolescente Ganímedes) hasta la cristiandad donde la madre de Cristo no pasa de ser una niña de entre los 12 y los 14 años y la casan con José, que era un hombre viudo que le llevaba varias décadas de edad.
Visto así la pedofilia y la pederastia (hasta sagrada o milagrosa) ha sido una constante en la sexualidad humana. Apenas en el siglo XXI se toman precauciones para garantizar la integridad sexual de las infancias y desde el siglo pasado ya se empieza a ver a los “viejos rabo verdes” con malos ojos. Algunos autores más críticos como el alemán Oskar Panizza en el siglo XIX ya denunciaba la venta de menores para fines sexuales en su obra El Concilio de Amor con una sátira realmente deliciosa y terrible. En el siglo XX la obra por excelencia que evidencia la atracción sexual de un hombre por una niña de 12 años es Lolita, de Vladimir Nabokov, basada en una noticia de la primera parte del siglo pasado en el que un hombre, haciéndose pasar como un agente del FBI, secuestra durante meses a una adolescente que sorprende robando unos cuadernos. De ahí surge toda la saga de Dolores Hayes, Lolita. Su intención era toda menos la de hacer una apología de la relación entre un hombre de edad madura con una niña de 12 años y, sin embargo, es una de las banderas ideológicas de los movimientos MAP que ahora se comparan con la lucha de la diversidad sexual y de género. Retoman términos como salir del clóset cuando expresan su gusto por los menores de edad y hasta una bandera de franjas de colores han lanzado y viralizado como distintivo de su movimiento alegando que lo suyo es una preferencia sexual de la que no tienen por qué refrenarse. Nada más ajeno a la naturaleza de ambos movimientos, uno pugna por el reconocimiento de la preferencia de individuos y en ningún momento se involucra vulnerar los derechos de terceros y mucho menos de otra porción vulnerable de la población como son las infancias y los niños como objetos sexuales. Todo lo contrario, se pretende que los menores que descubran su identidad diversa sean doblemente protegidos con leyes y educación que les den seguridad en sus entornos en general.
En el manual de enfermedades mentales sí se consideran patologías estas conductas, como alguna vez lo fueron la homosexualidad y la género-divergencia hasta muy recientes años, así que no nos extrañe que en algunos años los médicos decidan que no lo son ya. En los códigos penales de la mayoría de los países occidentales la pederastia y el consumo de pornografía infantil están penados, curiosamente en México la perversión de menor, el estupro, la violación y muchos otros delitos relacionados al abuso sexual infantil y la violencia de género no son delitos graves, pero al menos sí son delitos. Deberían de ser graves y causar penas máximas.
En los estudios que se tienen, y que he podido revisar para la realización de esta columna, los sujetos que se han estudiado son en su mayoría hombres -aunque no sea privativo del género masculino, hay mujeres que incurren en las mismas prácticas con niños y niñas indistintamente, pero son mucho más raras-. En los grupos de estudio de una de las tesis que revisé la incidencia de hombres con atracción sexual hacia menores de edad ronda entre el 28 y el 70%, lo que nos deja claro que es una conducta muy común. Curiosamente el hecho de que en nuestra época sea socialmente mal visto y legalmente castigado no ha demeritado en la práctica de ello. Tenemos los escándalos sexuales de la Iglesia Católica por pedofilia y pederastia en prácticamente todo el mundo, y no solo de los católicos, tenemos a los evangélicos también y los muchos que ha denunciado gente de la prensa como Lydia Cacho desde la aparición ya hace décadas de Los Demonios del Edén.
La sociedad civil y las autoridades mexicanas tenemos mucho por hacer todavía para resguardar a las infancias de estas amenazas. No podemos bajar la guardia y menos ante la repetición sistemática de los feminicidios infantiles como los de las niñas Fátimas. El discurso de los Derechos Humanos y las libertades individuales no pueden ser usadas para el retroceso de la sociedad que va en demérito de la integridad y seguridad de grupos vulnerables como lo son los menores de edad.