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COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

En San Lázaro, los gritos de apoyo al presidente saliente, López Obrador, retumbaban sobre las aclamaciones para la nueva mandataria. ¿Cambiará esa circunstancia con el paso de los días?

El emblema del gobierno encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo es una mujer mexicana sosteniendo el lábaro patrio con la mano izquierda y viendo con firmeza al horizonte hacia ese lado. El simbolismo es claro. La pregunta es: ¿será una izquierda democrática? ¿Progresista? ¿Dialogante?

En su discurso de toma de posesión en el Congreso ¿habría sido deseable un llamado a la reconciliación social necesaria en un país tan polarizado? ¿También algún mensaje para la oposición, por disminuida que esté? La primera mandataria fue electa con el 59.76 por ciento de la votación, pero el 40.24 por ciento restante, también millones de ciudadanos mexicanos, sufragaron por las otras opciones.

La Dra. Sheinbaum sorprendió al saludar personalmente a la presidenta de la SCJN, Norma Piña. Sin embargo, en su discurso afirmó que la Reforma Judicial es para terminar con la corrupción en el PJF y llamó totalmente equivocados a quienes consideran militarización el paso de la Guardia Nacional a la Sedena.

Los resquemores siguen presentes en la política. Andrés Manuel López Obrador, fue recibido en San Lázaro únicamente por sus afines. A las legisladoras que recibieron a la presidenta Sheinbaum, se agregaron las emecistas Patricia Mercado y Alejandra Barrales, quienes no dejaron de lado el hecho histórico de tratarse de la primera mujer presidenta de México.

“Es tiempo de mujeres”, reafirmó la mandataria, y los signos estuvieron presentes. Recibió la banda presidencial de la gran Ifigenia Martínez. Ataviada con un elegante vestido bordado por la artista zapoteca Claudia Vásquez Aquino, la presidenta Sheinbaum estuvo custodiada por la cadete Juana Jazmín Acosta Torres. Así, hizo un recuento del papel femenino en los grandes momentos de la historia mexicana.

Pero hablando del presente, ¿habría cabido una mención sobre las madres buscadoras y el gran problema de los feminicidios? ¿Cómo podrá lograrse un estado de justicia social y reconciliación para los pueblos originarios cuando hay territorios dominados por el crimen organizado? ¿Deberían los partidos políticos dejar de vivir del presupuesto público?

La Presidenta mexicana describió también las líneas generales del segundo piso de la 4T en el Congreso y el Zócalo, pero ¿tendrán las finanzas públicas la fortaleza para sostener todos los programas sociales y proyectos sin incurrir en más endeudamiento?

También puso muy en claro la seguridad jurídica para las inversiones mexicanas, extranjeras y el nearshoring, tema por demás estratégico frente a la renuencia de los dos candidatos presidenciales en Estados Unidos con respecto al T-MEC. La reunión con Jill Biden, primera dama de ese país, quien confió en que la relación

entre México y principal socio comercial aumentará su fuerza, fue un factor importante de despresurización.

En San Lázaro, los gritos de apoyo al presidente saliente, López Obrador, retumbaban sobre las aclamaciones para la nueva mandataria. ¿Cambiará esa circunstancia con el paso de los días? La Dra. Sheinbaum dejó claro que “vamos a hacer un cambio muy importante, a partir de enero, del gobierno, entonces algunos compañeros y compañeras que entran a algún puesto irán a otro”. La mitad del gabinete legal y ampliado inicial está compuesto por funcionarios que trabajaron con su antecesor.

No hay borrón, pero sí cuenta nueva. Hoy, la Presidenta va a Acapulco, a donde López Obrador no fue para apoyar a los damnificados.

POR ADRIANA DELGADO RUIZ

COLABORADORA

@ADRIDELGADORUIZ