PRESIDENTE O EVANGELIZADOR @MARTHAGTZ #Domingeando
Nadie duda de la rara capacidad de comunicar de AMLO. No es profundo ni sofisticado en el uso del lenguaje. Ni siquiera amplio. Pero con la pausa y simpleza desarrollada en años de recorrer el país, conectó de manera especial con una parte de la población. Evidentemente es su mejor cualidad, la única, para desgracia de la nación.
El jueves pasado solicitó autorización a Salud para reanudar sus giras. Quiere dar el banderazo a la obra del Tren Maya, visitar refinerías e inaugurar sucursales de su “Banco del Bienestar”.
Afirmó: “Tengo un plan de giras por el país… actos con menos de 50 personas… con sana distancia… todavía no podemos saludarnos de mano, aun así, tocándonos el corazón…”.
Estar en plena emergencia y en los peores momentos de contagio del COVID-19 en el país le importa poco, simplemente no lo comprende o quiere evadir su responsabilidad.
Por supuesto no hay un modelo para desempeñar su cargo, ni debe permanecer encerrado en Palacio Nacional. Pero hay un elemento irreemplazable. La aproximación a los problemas.
Sin disciplina, orden, organización, metodología, sobre todo capacidad para recibir, atender y escuchar los problemas, jamás serán resueltos.
Es evidente su desinterés por escuchar a quienes están en la primera línea en el país: médicos, enfermeras, y administradores de la salud. Tampoco a economistas, innovadores y empresarios (salvo a los barones del dinero). En cambio, dedica su tiempo al monopolio de la narrativa, acusar al neoliberalismo, la corrupción, y esta última semana, a confrontarse con un medio “conservador”.
Le urge salir a las calles. Donde se siente cómodo, y aislarse de todos los problemas que requieren método y sistema. Refugiarse, controlar el escenario, discurso y tema.
Lo trágico es que no se cansa de mostrarnos que carece de ideología y estrategia de gobierno, pero tampoco posee inteligencia para resolver conflictos. AMLO vive en el día a día, sin duda es hábil, sobre todo mañoso.
Hay algo que ya no puede esconder. ¡No quiere ser Presidente! Nunca lo quiso. Ni en 2006, ni 2012, ni al inicio de su gobierno, mucho menos frente a los grandes problemas nacionales. Para él da lo mismo economía, pérdida de millones de empleos, que inseguridad o sumisión a Trump. Esa misma aproximación la tiene al COVID-19. No hay diferencias en género, especialidad, tipo, o materia. Ninguna, todas, cualquiera.
AMLO tiene intención de ser un líder moral, de inspirar a la población y de estar entre los más necesitados, y para los menos favorecidos. Pero no para resolver sus problemas, su situación, la situación general, y mucho menos su responsabilidad prioritaria: generación de empleo, salud, seguridad, gobernabilidad.
Su idea de organizar y ejecutar giras parece más la homilía de un evangelizador que un proceso serio de conocimiento de la realidad y toma de decisiones, que por fuerza requieren de un jefe del Ejecutivo.
POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ