PROHIBIDO CRITICAR AL PRESIDENTE #Domingueando alvaro.cueva@milenio.com

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Algo muy malo debe estar pasando en la Presidencia de la República como para que Andrés Manuel López Obrador se esté esforzando tanto por desviar el debate.

Como no funcionó lo de la embajada de Panamá, ahora nos está poniendo a discutir sobre personalidades como Carmen Aristegui, Brozo y Pedro Sola.

¿Qué es eso tan espantoso que el presidente ya no quiere que figure en la opinión pública?

Porque no se necesita tener doctorado en comunicación no verbal para mirarlo y detectar que hay algo raro en su mirada, en su postura y hasta en sus manos cuando nos quiere llevar a estos temas.

Seamos sinceros, AMLO quiere escándalo porque si en verdad quisiera acabar con estos personajes ya lo hubiera hecho.

Es el presidente de México. No hay nadie más poderoso que él en toda nuestra nación.

El objetivo aquí es que se haga ruido, que Carmen, Brozo, Pedro, sus colegas y sus amigos, como es lógico, se defiendan.

¿Para qué? Para que las audiencias tomen posturas, las ataquen, las apoyen y al final a todos se nos olvide de lo que estábamos hablando en un principio.

Es muy de “talk show”, de lucha libre, de telenovela, de fútbol, muy de “La mañanera” que, finalmente, es la cúspide del espectáculo mexicano.

Por un momento quiero que se ponga a pensar, no en sus preferencias ideológicas, no en AMLO, en los comunicadores o en los partidos políticos. Piense en estos mensajes.

O todo es bueno, o todo es malo. No hay matices. La autoridad siempre es la buena y los demás, los malos.

¿Qué necesita alguien eternamente bueno para sostenerse? Villanos. Como en las fotonovelas, los cómics de superhéroes o las películas de “Star Wars”.

¿Quiénes son los villanos de este gobierno? Como ya no pueden ser los miembros de “La mafia del poder” ni los “Fifís”, en esta “temporada” son “Los conservadores”.

Cualquier cosa que se oponga, que cuestione o critique a nuestro “héroe”, viene de “Los conservadores”, del Imperio, de las villanas que interpretaba Laura Zapata. ¡Viene de las fuerzas del mal!

Por eso es tan entretenido, pero al mismo tiempo tan repetitivo, todo lo que está pasando con el poder Ejecutivo en este país.

Cualquier persona que se atreva a criticar a AMLO, por ejemplo, lo hace porque es mala, ignorante, vendida, desmemoriada, insensible, corrupta o grosera. ¡No puede ser de verdad!

Si AMLO critica, no. Él es bueno, inteligente y noble, tanto que, como cualquier personaje melodramático que se respete, se convierte automáticamente en alguien envidiado, incómodo e incomprendido.

Alguien así, no ataca, se defiende. No se venga, hace justicia. Y al final siempre gana. Siempre.

Si usted quiere jugar a “vamos a defender a Carmen, Brozo, Pedro y los demás”, por supuesto que le entro.

A nadie le interesa más defender la crítica que a mí, pero la crítica de verdad porque ése es otro asunto, algunos enemigos de AMLO dicen unas barbaridades que justifican todo esto y más.

Pero yo creo que ya llegó el momento de dejar de entretenernos con este modelo de comunicación e ir más allá de estos escándalos, de estos distractores.

¿Por qué le interesa tanto a AMLO tenernos discutiendo sobre personalidades como Carmen Aristegui, Brozo y Pedro Sola? ¿Por qué después de lo de Panamá? ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué?

alvaro.cueva@milenio.com