¿QUÉ TAN IMPORTANTE ES LA CÁMARA DE DIPUTADOS? @MARTHAGTZ #Domingueando en @elheraldo_mx
Desde hace más de 20 años, tanto en público como en privado Andrés Manuel López Obrador siempre desdeñó al Poder Legislativo de la Nación.
Desde hace más de 20 años, tanto en público como en privado Andrés Manuel López Obrador siempre desdeñó al Poder Legislativo de la Nación. Aseguraba que era un órgano que sencillamente no importaba y que sus integrantes sólo eran levantadedos y comparsas del titular del Ejecutivo en turno.
Una opinión similar a la de la inmensa mayoría de los mexicanos, que junto con aquellos uniformados de color café, llamados “tamarindos”, hacían las veces de recaudadores policiales (las famosas mordidas) cuando se violaba el reglamento de tránsito en la Ciudad de México y que tenían la más baja percepción de los ciudadanos. Pues no había a cuál irle.
Sin duda, muchas legislaturas, tanto en el Senado como en Diputados se ganaron a pulso esa opinión, y vaya que en aquellos momentos no se difundían como ahora las actividades colegiadas e individuales de sus integrantes.
Hoy en día con la llegada de la era digital y las redes sociales (facebook, twitter, instagram, tiktok), es casi imposible que cuando menos en una ocasión no hayamos visto pasar a alguno de ellos. Desafortunadamente más por los ridículos (bailes, lords, ladies, etc.), pleitos y falta de seriedad, que por sus actividades legislativas o como representantes populares.
Por otra parte, la reelección legislativa ha provocado que sea primordial el “trabajo” que realizan para la especie de referéndum sobre su ejercicio, principalmente en las zonas de mayor competencia política, especialmente en ciudades y metrópolis.
Cuándo en 1988 pasamos de un régimen de partido único, a uno de “verdadera democracia”, como lo afirmó Salinas de Gortari, el Poder Legislativo comenzó a tomar su camino, y en la construcción de esa madurez ha tenido mensajes interesantes. Para el PRI-gobierno, durante algunas décadas, lo fundamental era elegir a la persona idónea que pudiera fungir como canal de transmisión hacia los ciudadanos. Eso, hace tiempo dejó de ocurrir en el país. Actualmente encontramos desde una élite de alrededor de 20 legisladores que hacen el trabajo de todo el órgano parlamentario, legislatura tras legislatura, que se han venido profesionalizando en el debate, los procesos y las relaciones con otros poderes, hasta los payasos de siempre que hacen de todo, menos legislar.
En 2021 renovamos una vez más la Cámara de Diputados, tal parece será el centro de debate del interés nacional, tanto para el partido en el gobierno como para la oposición. Sobre todo en los tiempos de extrema polarización y contradicción que vivimos, particularmente alrededor del COVID-19.
¿Imagina Usted, que pasaría bajo las circunstancias actuales con un congreso dividido?
¿Imagina Usted, reelegir a los legisladores que no han pisado su colonia, cuadra o alcaldía, y que sólo están sentados gozando del privilegio político?
Es evidente que estas y muchas otras preguntas pasan por la mente del Presidente de la República, quien seguramente se arrepiente de haber desdeñado en el pasado a ese órgano legislativo, al comprender ahora el real, verdadero e importante papel que representan, y al que todos, debimos haber puesto más atención en su construcción, en la selección de cuadros y en la integración de los equipos políticos de trabajo. Porque si algo es claro, es que la inmensa mayoría de los diputados de Morena, al Presidente y al país, le causan más problemas.
Con un elemento adicional, también se renuevan 15 gubernaturas, y cuando eso ocurre los cargos de elección donde la población pone atención es precisamente en el del Ejecutivo, no en el legislativo.
Vaya complejidad democrática y camisa de fuerza en la que nos hemos metido, porque si algo ha quedado claro aunque se empeñen en omitirlo, como lo establece la Constitución Federal, vivimos en un país con tres poderes y un sistema presidencialista.
La política, está más viva que nunca, a pesar de que algunos no se cansen de afirmar que cada día nos parecemos más a Venezuela.
Y no es pregunta.
POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ