Reforma y templanza
A dos días de las elecciones del 5 de junio, afirmábamos en este mismo espacio que venían “dos años difíciles en los que se pueden presentar tentaciones populistas… y no pocos embates de organizaciones radicales”. Los más importantes asuntos de la agenda pública en las pasadas tres semanas han confirmado dicha hipótesis.
Como resultado de la convergencia de tales dinámicas, el Estado mexicano enfrenta hoy el reto más profundo vivido en medio siglo. Se trata de una delicada coyuntura que está poniendo a prueba el temple democrático de todos los actores de la sociedad, del régimen político y su sistema de partidos.
Hay que analizar en esta perspectiva los acontecimientos que giran en torno al conflicto magisterial que se vive en Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán con fuertes réplicas en la Ciudad de México, si es que no queremos caer atrapados en una lógica maniquea y en el inmovilismo.
La estrategia que se habría trazado la CNTE era bastante predecible. Iniciaron movilizaciones en la Ciudad de México durante las semanas previas a las elecciones, hasta intentar varios plantones que no fueron tolerados. Luego de un repliegue táctico arreciaron su ofensiva, enardecidos por la derrota sufrida en Oaxaca por Morena y la detención de sus principales líderes, imputados por diversos ilícitos.
La virulencia de la embestida organizada por la Coordinadora y diversas organizaciones afines con un significativo apoyo social ha desatado una espiral de conflicto en donde se mezclan honestas convicciones y demandas, con proclamas de grupos clandestinos y el accionar embozado de poderes fácticos de toda índole.
El viernes pasado se publicó el testimonio del señor Luis Bautista Hernández, campesino mixteco, quien recibió un balazo durante los enfrentamientos registrados en Nochixtlán. Padre de tres niños en edad escolar, reconoció que su participación fue decisión personal y que “se quiso sumar a la lucha de los profesores que dan clases a sus hijos”. “Yo creo en la palabra de los maestros y también creo en lo que ellos dicen sobre la Reforma Educativa. Considero que a la larga nos va a perjudicar a todos”.
En reseñas, sobran las declaraciones de quienes piensan que heredar las plazas es un derecho legítimo de los maestros y que atentar contra ello es privatizar la educación.
La Reforma Educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto está enfrentando así, una penosa realidad socio-económica y política y las más acendradas resistencias culturales, donde medran mezquinos intereses partidistas que están actuando con absoluta irresponsabilidad.
Es muy significativo que los organismos cívicos que tanto han pugnado por un efectivo derecho a la educación no se hagan cargo también de esta situación, señalada oportunamente por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en su informe al Congreso y sigan reclamando tabula rasa o nada.
La complejidad de la problemática urdida a partir de la cuestión magisterial, la fragilidad de la coyuntura económica que se ha configurado estos días y la declarada oposición del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador contra la vigencia de la Reforma, obligan a diseccionar cuidadosamente el conflicto y negociar sin comprometer el futuro educativo de los niños del sureste mexicano.
Es momento de que cerremos filas al lado del presidente Peña Nieto y hagamos nuestra parte para que se construya una salida donde todo México gane y siga avanzando unido.