RETROVISOR / NUÑO, EL POLÍTICO PEÑISTA (EL DESTAPE-PARTE 3) #MartesDeColumnas @ivonnemelgar
En la liturgia del destape los detalles cuentan. Cualquier silencio, ceño fruncido o gesto amable del Presidente busca ser interpretado mientras las especulaciones fluyen.
Así que en el actual caso sexenal importa y mucho el inocultable afecto que el presidente Enrique Peña demuestra tenerle al secretario de Educación Pública,Aurelio Nuño Mayer, quien antes de incorporarse al gabinete fue el jefe de las oficinas de Los Pinos.
Es cosa de revisar la agenda de las actividades presidenciales para confirmar que si hay un funcionario consentido en este sexenio, ese es el titular de la SEP.
Las fotografías de prensa son elocuentes cuando retratan a Enrique Peña y Aurelio Nuño. Sobran las sonrisas y el intercambio. Y hay un lenguaje corporal que proyecta confianza, cercanía, ese entendimiento siempre escaso entre un mando superior y su colaborador número uno, el que todos consideran indispensable, porque es intérprete y traductor del sentir del jefe.
Por eso la primera vez que el Presidente declaró que no importaba la intención de voto reportada en las encuestas, porque lo relevante sería la campaña y el cierre de filas en torno al candidato, la interpretación política consideró que “el bueno” del PRI para 2018 podría ser Nuño.
PASADO
Y es que, en la lista de los presidenciales del PRI, el secretario de Educación es el prospecto ciento por ciento peñista por varias razones. No sólo porque su ascendente y meteórica carrera política se despliega en este sexenio, sino porque se trata del principal operador del legado de esta administración: las reformas derivadas del Pacto por México.
Nuño era el jefe de las oficinas de Los Pinos cuando los dirigentes y legisladores del PRI, PAN y PRD sacaron adelante los cambios constitucionales en materia energética, hacendaria, telecomunicaciones y educación. Y a él correspondió darle puntual seguimiento a los acuerdos.
Las crónicas del poder de los días más difíciles de aquel tramo, cuando diputados y senadores se fueron a sesionar al Centro Banamex, porque la CNTE había bloqueado los ingresos de las sedes parlamentarias, incluyen las incesantes llamadas desde Los Pinos para garantizar los votos necesarios.
Aquella operación que concretó las leyes secundarias de la reforma educativa para abrirle paso al concurso de las plazas y a la evaluación magisterial corrió a cargo de Nuño, quien para entonces era el disciplinado responsable gubernamental de darle seguimiento a los compromisos de la oposición.
PRESENTE
De modo que al ser designado titular de la SEP, en agosto de 2015, el joven secretario conocía los detalles del cambio y sus dificultades, mismas que ha ido afrontando con estrategia. Pero también con el apoyo del peso del Estado que la administración central puede hacerle sentir a los gobernadores, al sindicato magisterial y al a sociedad en general: desde los resortes presupuestales hasta los de las penalizaciones, pasando por los reflectores de los medios.
Coordinador de asesores del diputado Luis Videgaray, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en la segunda parte del sexenio anterior, Aurelio Nuño también ha contado con ese punto a su favor: la cercanía y la confianza del ex titular de Hacienda y actual canciller, “el vice”, y a quien se le considera el hombre más influyente del sexenio.
Pero hay que decirlo: el secretario de Educación, visto en el arranque del gobierno como el joven brillante del equipo de Videgaray, logró demostrar desde la SEP que tenía la formación y la tenacidad política para proyectarse sin tutelaje y con estilo propio.
FUTURO
Ese estilo político propio ha convertido a Nuño en el perfil más peñista del gabinete por representar a la reforma de mayor relevancia en este sexenio y haberla defendido como tal.
A punto de cumplir en diciembre próximo 40 años de edad, el priista que acompañó a Peña en el gobierno del estado de México y en la campaña presidencial cuenta con muchas posibilidades de convertirse en el elegido porque representa lo presumible de la actual gestión.
Por eso, los posibles escenarios del destape le asignan a Nuño un rol clave en el futuro inmediato: sea como candidato o como el estratega electoral que representaría a Peña en la futura campaña.
De conservar el PRI la Presidencia de la República, el titular de la SEP podría continuar en el cargo y desde ahí seguir proyectándose como el político de las reformas peñistas. Podría también ocupar otra cartera.
Así que al margen de lo que determine Peña en las próximas horas, Nuño es el político peñista con mayor potencial y futuro.
LO MALO
Esa cercanía personal con el Presidente puede ser, sin embargo, un aspecto con filones adversos para Nuño, toda vez que este factor deberá ser considerado en el balance definitivo: qué tanto importa o no que el futuro candidato priista sea identificado como emblema de la continuidad peñista.
Basta recordar los días terribles que se vivieron en Los Pinos cuando se juntó el escándalo de la Casa Blanca y el de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y fue el entonces jefe de la oficina de la Presidencia quien salió a dar la cara en una reveladora entrevista al periodíco El País, en la que advertía que el gobierno no iba a darle gusto a la gradería ni a la opinión publicada.
LO BUENO
Tres años después de aquellas declaraciones, Nuño puede presumir que éstas fueron consistentes con su desempeño como titular de la SEP, desde donde pudo sobrevivir a las presiones de la CNTE y darle viabilidad a su propio proyecto de reforma educativa.
Se trata de un político priista de nueva generación, sin expedientes de corrupción en su contra, licenciado en Ciencia Política por la Universidad Iberoamericana y con maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Oxford.
Pero además: sabe del valor de la alternancia y de la oposición, ya que su vida política se inicia como integrante del equipo de asesores del entonces hombre fuerte del Senado, el priista Enrique Jackson, en el sexenio de Vicente Fox.
LO FEO
Para muchos priistas reacios a la eventual llegada de un candidato externo como José Antonio Meade, el secretario Nuño se ha convertido en una auténtica opción.
Sin embargo, el político peñista no ha logrado penetrar significativamente en el ánimo de los militantes de a pie ni en la población en general, pese a su cotidiana exposición mediática.
Pero esas limitaciones no son vistas como tales para el gran elector, quien ha dejado claro, en público y en privado, que las encuestas no son parte de su brújula.
LA CITA IMPERDIBLE
Son 2 millones de militantes en Morena. Y en las encuestas estamos encontrando que van a votar por nosotros alrededor de 30 millones de mexicanos”, Andrés Manuel López Obrador, presidenciable de Morena al presentar el proyecto de nación 2018-2024 este lunes 20 de noviembre.
esta columna se publica en www.excelsior.com.mx