RETROVISOR / OSORIO, EL POLÍTICO DEL PRI (EL DESTAPE-PARTE 4 Y ÚLTIMA) #Jueves+Columnas @ivonnemelgar

IVONNE MELGAR, NACIONAL, POLÍTICA

osoriochongcuartoscuro231117_gPara bien, para mal y para el futuro, el sexenio de Enrique Peña Nieto no puede entenderse sin el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Se trata del principal político y operador priista que viene acompañando al mexiquense desde la gestación de su proyecto para llegar a Los Pinos hasta este noviembre, previo al destape.

Y es que Miguel Osorio es además el único integrante del primer círculo presidencial que sigue en la misma responsabilidad encomendada en el arranque del sexenio. Por algo será.

O acaso por muchas y diversificadas razones el presidente Peña ha conservado al mismo hombre en la Secretaría de Gobernación, como en su momento lo hicieron Luis Echeverría (con Mario Moya Palencia) y Miguel de la Madrid (con Manuel Bartlett).

Porque los demás presidentes contemporáneos no tuvieron más remedio que cambiar dos, tres, cuatro y hasta cinco veces al responsable de la política interior, como sucedió con Vicente Fox, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón, respectivamente.

Con esos antecedentes de obligado relevo en la SEGOB, llama poderosamente la atención que Peña Nieto haya mantenido a Osorio en una secretaría que, por decisión presidencial, se volvió todavía más poderosa al incorporarle los asuntos de la seguridad, en un contexto de narcotráfico y crimen organizado.

Se trata de hechos, no de percepciones ni versiones, que dan cuenta de la confianza política y personal que el mandatario federal le tiene a quien se convirtió, en el sexenio pasado, en su principal promotor, cuando ambos eran gobernadores.

PASADO
Porque ambos, Peña y Osorio, comparten el ADN del priismo como opción única y fundacional en sus trayectorias políticas y el haber concebido, desde la oposición, una ruta de regreso al poder.

Ambos, Peña y Osorio, pertenecen a esa generación del PRI que supo sobreponerse a la llegada del PAN a Los Pinos y construir en sus respectivas entidades la fortaleza de gobiernos estatales con amplio margen de maniobra.

Involucrado en los asuntos de la administración pública desde que tenía 19 años, Miguel Osorio inició su trayectoria en el gobierno de Hidalgo como secretario técnico de los asuntos electorales de la entidad.

Y a partir de entonces se volvió pieza clave del poder estatal hasta convertirse en eso que la liturgia priista se daba el lujo de generar: el candidato natural a gobernador.

Destacado por su duro carácter y sus capacidades negociadoras, el hidalguense formó parte de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados en la segunda parte del sexenio foxista. Ahí fue operador de la maestra Elba Esther Gordillo y aprendió que las rebeliones internas en el PRI son de cuidado y con esa lección, ya como gobernador, participó de lleno en la estrategia que hizo del peñismo un fenómeno electoral.

PRESENTE
Como titular de la Segob, Miguel Osorio desplegó su capacidad política con los gobernadores en el diseño de un esquema de seguridad que logró remontar las recriminaciones mutuas entre los niveles federal y estatales.

Fue reconocida la manera en que condujo el conflicto estudiantil del Instituto Politécnico Nacional (IPN) con autoridades, cuando salió del edificio de Bucareli, en mangas de camisa, a dialogar con los jóvenes.

En la primera parte del sexenio logró la disminución de los índices de violencia criminal, así como su impacto en la agenda pública de los medios de comunicación.  Sin embargo, las cifras actuales dan cuenta de un repunte en el problema y esto ha generado entre los especialistas un balance adverso para la estrategia de seguridad del sexenio.

Y si bien la primera detención de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, pronto se volvió en el peor momento del titular de la Segob, por su espectacular fuga, el control de daños que se impulsó en aquella delicada coyuntura puso de manifiesto el temperamento del funcionario, así como el grado de confianza que Peña le depositaba.

Así que la segunda captura del capo, a cargo del propio Osorio, le permitió reparar el daño y confirmar el temple del hombre a quien el Presidente de la República le encargó el enfrentamiento del crimen organizado.

FUTURO
De manera que en un país donde los personajes políticos son juzgados por su capacidad para ejercer el poder, las calificaciones del titular de la Segob resultaron ser las mejores, en comparación con sus compañeros de gabinete.

Y es que si nos atenemos a las encuestas de intención de voto, es evidente que Osorio mantuvo siempre la delantera tanto entre militantes del PRI como entre la población abierta como el mejor prospecto para la candidatura presidencial del partido en el poder en 2018.

Estas cifras reportadas en los sondeos de opinión no son ajenas al aprecio que el secretario tiene entre la militancia del PRI y sus estructuras estatales, incluidos los gobernadores.

Y es que por su biografía partidista y el rol protagónico que ha tenido en la historia electoral de Peña, Osorio representa en el proceso de sucesión al político priista por excelencia, con todos sus códigos, usos y costumbres, incluida la apología a la disciplina y la lealtad con el Presidente.

LO MALO
Sin embargo, en la recta final de la carrera hacia 2018, el secretario de Gobernación enfrenta un doble desgaste: el de haber asumido personalmente el costo de las operaciones más delicadas del sexenio y el golpeteo del grupo político del canciller Luis Videgaray.

Un ejemplo de esa situación es el encarcelamiento de la ex lideresa del sindicato magisterial, con quien Osorio tenía una relación política y personal, misma que debió supeditar a la instrucción presidencial, cuando se tomó la decisión de someter a Elba Esther Gordillo ante la resistencia a la reforma educativa.

Esa muestra de disciplina por parte del titular de la Segob marcó sin duda el resto del sexenio.

LO BUENO
En contraste con el fuego amigo que ha tenido que enfrentar por parte del equipo de los llamados técnicos del gabinete, Miguel Osorio es a sus 53 años un político de tierra, con dominio escénico en los grandes públicos y con capacidad de comunicación con la gente.

De modo que el lugar preferencial que guarda en las encuestas como priista puntero se traduce en las calles, donde pasa sin problema el examen más complicado, el del ciudadano de a pie, igual en las taquerías populares que suele visitar que en las giras al interior de la República.

LO FEO
Tiene sin embargo en su contra ahora la operación que desde el grupo de Videgaray se apuntaló a favor de un discurso electoral que reniega del priismo y del peñismo priista.

En esa ruta, Osorio ha recibido el maltrato más difícil de superar en un cierre de gestión, el presupuestal, así como el de la cargada mediática en favor de sus competidores.

Queda pendiente saber si el Presidente está dispuesto a reconocer los límites de la ruta partidista o a heredar su defensa al priista más afín a la escuela política en la que ambos, Osorio y Peña, se formaron.

LA CITA IMPERDIBLE
El primer método para estimar la inteligencia de un gobernador es mirar los hombres que tiene a su alrededor”, Nicolás Maquiavelo.

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