SABÍAS QUE…? LOS VIBRADORES O JUGUETES SEXUALES NACEN DE EL HARTAZGO MÉDICO PARA ATENDER MANUALMENTE A “MUJERES HISTÉRICAS”
Ciudad de México.- En la época victoriana muchas mujeres llegaron a padecer histeria, una supuesta enfermedad que solo se curaba con un masaje en los genitales hasta alcanzar el orgasmo, sin embargo, esto solo era consecuencia de la gran represión sexual de aquellos años.
Seguramente has escuchado a alguien decirle a una mujer que tiene histeria o que está histérica. Ahora, eso se toma como una ofensa, pero en el siglo XIX era una señal de que ella debía ser atendida urgentemente por un doctor.
Corría la llamada época victoriana cuando un gran número de mujeres comenzó a “enfermar”. Los síntomas iban desde espasmos musculares, dolores de cabeza, irritabilidad, hasta desfallecimientos.
Nadie sabía explicar qué causaba todos esos malestares hasta que un grupo de médicos llegó a afirmar que se trataba de histeria femenina, una enfermedad que adjudicaron a la tensión que les generaba a las mujeres la vida moderna.
Como remedio para curar este mal que aquejaba sobre todo a vírgenes, monjas, viudas y casadas, los médicos les realizaban un masaje pélvico.
Este tratamiento consistía en estimular manualmente los genitales de la mujer hasta que ella llegara a lo que llamaron paroxismo histérico, que en realidad era el orgasmo.
Debido a la gran cantidad de pacientes diagnosticadas con histeria, los médicos, además de ya no darse abasto, comenzaron a sufrir terribles dolores en la mano, por lo que tuvieron que ingeniárselas para sobrellevar la carga de trabajo.
EL REMEDIO QUE SE CONVIRTIÓ EN JUGUETE SEXUAL
Inventar aparatos para dar los masajes pélvicos fue la solución que encontraron algunos médicos para hacer menos tedioso el tratamiento contra la histeria, el cual les hacía perder varias horas.
El primero en dar el paso fue el médico estadounidense George Taylor, quien en 1869 creó un instrumento vibratorio que funcionaba a vapor y al que patentó como The manipulator.
The manipulator no tuvo el éxito que se esperaba debido a que resultó ser una máquina incómoda con vibraciones rápidas, que en lugar de facilitar el trabajo, más lo retrasaba.
Con las articulaciones de los dedos destrozadas y agotado por la cantidad de pacientes que atendía, el británico Joseph Mortimer Granville creó años más tarde un vibrador electromecánico que fue todo un éxito, ya que lograba que las mujeres llegaran al paroxismo histérico en menos de diez minutos.
Éste fue el primer vibrador con forma fálica en la historia.
Para el año 1902 la compañía estadounidense Hamilton Beach lanzó al mercado el primer vibrador eléctrico.
Fue así como estos aparatos comenzaron a dejar de ser exclusivamente de uso médico y pasaron a comercializarse como un instrumento útil y satisfactorio.
La imagen y reputación de estos aparatos cambió a mediados del siglo XX cuando la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que la histeria femenina no era una enfermedad.
La pornografía también ayudó a romper con ciertos tabúes al incluir en las películas a actrices utilizando el vibrador como juguete sexual para su satisfacción.
NO ERA ENFERMEDAD SINO REPRESIÓN SEXUAL
Antes de que la Asociación Americana de Psiquiatría declarara que la histeria femenina no era una enfermedad, algunos médicos de la época victoriana ya reconocían que el desorden provenía de la insatisfacción sexual.
Esta afirmación resulta lógica ya que la llamada “era victoriana” fue una etapa que estuvo marcada por un puritanismo extremo y una fuerte represión sexual.
De ahí que solo afectara a mujeres vírgenes, monjas, viudas y casadas. Éstas últimas también entraron a la lista pues aunque podría pensarse que por tener un marido ellas gozaban de una plena vida sexual, su realidad era otra.
Para aquellos años las relaciones maritales solo tenían como fin la reproducción y el compromiso era tal que hasta se utilizaba una sábana que solo tenía un pequeño hoyo a la altura del órgano sexual de la mujer para no perder de vista el objetivo.
Hoy la realidad para las mujeres es muy diferente a la de hace unos siglos. Ellas ya pueden gozar de su sexualidad y gracias a la histeria, ahora también lo hacen sin la necesidad de tener una pareja porque si algo bueno trajo lo que se
consideraba una enfermedad, fueron los vibradores.
En el mercado se pueden encontrar gran variedad de ellos: hay de diferentes colores, tamaños y formas, algunos discretos, exuberantes, con diferentes intensidades, pero lo mejor, es que los pueden disfrutar sin ninguna receta médica, en la comodidad de su hogar y en el momento que deseen gozar de su placer.