SE BUSCA BOXEADOR PARA EL PRESIDENTE @MARTHAGTZ #Domingueando en @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Con gran ansiedad espero el día en que veamos publicado en los principales medios de comunicación del país que Andrés Manuel López Obrador busca un contrincante para pelear.

Con gran ansiedad espero el día en que veamos publicado en los principales medios de comunicación del país que Andrés Manuel López Obrador busca un contrincante para pelear. Sin embargo no me sorprendería que si nadie se ofrece como voluntario, sea él mismo quien publique en el Diario Oficial una convocatoria abierta solicitando un sparring para el político más astuto de este siglo. Justo esa es la conclusión a la serie de conductas que viene realizando desde hace más de 18 años.

Recuerdo uno de esos rounds politico-boxísiticos entorno al Paraje San Juan, en Santa Fe al poniente de la Ciudad de México, y que a mi juicio fue el que detonó su forma de hacer política y crear su narrativa. Porque lo cierto es que hasta ese momento López Obrador era un político promedio con actitudes promedio, y con un gobierno también promedio. Nada que el PRI no hubiera hecho en el pasado gobernando la ciudad bajo la figura de los regentes. Incluso, Andrés en ese entonces hasta podría calificarse más bien de tibio a regular, recordemos que llegó como resultado de una elección muy cerrada con alguien mucho más tibio que él, Santiago Creel.

Sin embargo el asunto promovido por Vicente Fox y Marthita Sahagún que llegó por la vía jurídica a la SCJN por violar una suspensión dentro de un juicio de amparo, y políticamente a la Cámara de Diputados en un desafuero hyper mediatizado, determinó en la consciencia nacional la ruta de la izquierda: la confrontación y los espectadores como una de sus principales virtudes. Claro, el ’88 fue un antecedente impecable. Sin embargo hablamos de Andrés Manuel López Obrador, quien entendió a la perfección y fue puliendo elección tras elección sus fortalezas, entre las que sobresale elegir a su enemigo y asirse de él casi hasta la muerte.

Ahora siendo gobierno, eso no ha cambiado. Por el contrario, se ha profundizado. Por eso me sorprende leer columnas y columnas enumerando los frentes abiertos por el Presidente considerándolos como derrotas, cuando en realidad lo promocionan y es su vehículo para promover sus victorias.

AMLO necesita entre 21-24 millones de votos para ganar en el 2024, sabe que aunque existan casi 130 millones de habitantes en el país, con la organización de sólo una parte de ellos consigue el triunfo. Por ello, no es relevante si se pelea, ó si el resto de los 100 millones de habitantes (incluyendo los menores de 18 años) no están de acuerdo con él y su gobierno, con que esos 21 a 24 millones estén con él, sean movilizables y estén al alcance de sus operadores es suficiente.

Precisamente por ello, y con el fin de reforzar a esa base electoral es que todos los días busca contendientes al título de boxeo. Porque con Andrés no existe el debate ya que carece de ideas o conceptos sólidos a discutir. Lo importante para él es la estridencia y el pleito, en el cual lo relevante son las frases coloquiales, los dichos, ademanes y/o la transmisión de honestidad valiente, ya que únicamente se trata de aparentar sin tener que probar exhaustivamente sus dichos para que le crean, porque durante más de 20 años se dedicó todos los días a construir esa credibilidad.

Así pues, lo que el Presidente de la República busca es contrastar por ello ha elegido a los intelectuales, los empresarios, la UNAM, las feministas y a un sin número de organizaciones representativas de la clase media, que le dan el pretexto perfecto para que sus ideas se escuchen y reforzar así su posición política.

Sin embargo, pareciera que ya no hay con quien pelear, porque en el último embate a la UNAM los defensores fueron muchos pero muy poco sonoros, además, ante las distintas dificultades por las que atraviesa el país, cada vez a la gente le interesa menos pelear con él. Es evidente el poder tan profundo y pesado que tiene López Obrador, ya hasta le hacen falta contendientes al título. Por ejemplo Ricardo Anaya, Claudio X González, Marko Cortés o Jesús Zambrano lucen minúsculos. Tal parece que ya no tienen el peso o la talla para un personaje como AMLO, por eso ha tenido que recurrir ahora a la insistencia en el pleito contra la UNAM y comenzar a buscar al siguiente sparring.

Precisamente ahí, está la justificación de la reforma eléctrica, la ratificación disfrazada de revocación de mandato, y de tantos otros temas y su obsesión permanente de extender la discusión.

El Presidente López Obrador busca constantemente el pleito como herramienta fundamental, sin embargo cada vez se le reduce más la posibilidad de hacerlo lo que implica un enorme peligro para el país, porque en la ruta por encontrar nuevos objetivos se pueden desplomar muchas cosas, casos e instituciones.

Vaya tragedia la que estamos viviendo.

Y no es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ