SE REQUIERE EQUILIBRIO @MARTHAGTZ #Domingueando
Es urgente y de vital importancia un cambio de estrategia profundo, desde la raíz, que evite a los mexicanos una vez superada la pandemia, una ola sangrienta de hambre.
Dos grandes empresas han tomado gran relevancia en términos mediáticos y de mensaje político en las últimas semanas: Walmart y Femsa (Coca Cola). Ambas compañías devolvieron al fisco más de 8 mil millones de pesos por concepto de impuestos. Más allá del supuesto específico (la adquisición de Vip’s y operaciones financieras en otros países), la relevancia de estos casos y lo que llama más la atención es el cambio de estrategia política en general del actual gobierno hacia este tipo de empresas AAA, y particularmente los vehículos que se utilizaron.
Por lo menos en los últimos tres sexenios este tipo de empresas obtuvieron importantes beneficios y privilegios, se empoderaron y se constituyeron en empresas supranacionales e incorporaron a sus equipos a ex políticos. Contrataron como jefes de relaciones con gobierno a personajes como Alberto Sepúlveda o Roberto Campa. El primero agresivo, retador y hasta soberbio, que incluso ha sido acusado de corrupción y maltrato entre otros atributos. El segundo, inteligente, acucioso, de amable trato, fiel a sus intereses, busca que un pleito de baja intensidad lo saque adelante.
Bajo el supuesto de fortalecer el crecimiento económico del país, no enteraban al fisco cantidades importantes de dinero (la SHCP tiene registrado en total un adeudo de cien mil millones de pesos), argumentando que lo dedicaban a invertir para incentivar una mayor productividad, generación de empleos y por ende bienestar.
Hoy, todo cambió y sin necesidad siquiera de ejercer una sola acción, repentinamente y de manera “voluntaria” pagaron más de ocho mil millones de pesos, cada una. Con la simple amenaza de aplicar las leyes que se tienen para tal efecto como, la suspensión inmediata de cuentas e incluso del patrimonio personal (ley de extinción de dominio, lavado de dinero, etc.), estas empresas cedieron de manera inmediata. El actual gobierno presume el sometimiento y cambio de actitud. Aunque anticipo que este recurso se quedará corto, ante las necesidades y realidad del país.
Por otra parte, es evidente que la relación del gobierno federal con las empresas en general, está rota. No existe certeza, paz, armonía y mucho menos una estrategia de crecimiento sostenido real . Actualmente, las empresas no entienden hacía dónde va gobierno, cuál es su futuro ni que esperar de él. En consecuencia y de facto muchas ya están como oposición, se han fijado como objetivo y comienzan a financiar a candidatos a diputados federales y a algunos municipios trascendentales como Monterrey, Mérida, Querétaro o la alcaldía de Álvaro Obregón, en la CDMX. En consecuencia, el gobierno de la 4T principalmente Andrés Manuel López Obrador por su parte, los aprieta aún más.
Esta no puede ni debe ser la historia de México. Ninguna de las opciones (ni la anterior, ni la actual) es benéfica para el país y mucho menos para los ciudadanos. El Presidente de la República y los CEO’s (José Antonio Fernández y Enrique Ostale) deben comprender que existe una ruta distinta, en la que ambos brinden paz, sobre todo equilibrio condiciones de crecimiento sostenido, sustentable y armonioso. Para ello, es urgente y de vital importancia un cambio de estrategia profundo, desde la raíz, que evite a los mexicanos una vez superada la pandemia, una ola sangrienta de hambre.