SEXTANTE: PENSAR EN LOS VIVOS / FEDERICO REYES HEROLES, #Domingueando EN @Excelsior

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

No te fijes sólo en las pirámides y los indios muertos, piensa en los indios vivos, ellos lo necesitan.

Manuel Gamio

“Si existe Auschwitz, no existe Dios”. La expresión es atribuida a Primo Levi, el gran escritor italiano, sobreviviente del Holocausto quien, a través de su escritura enfrentó al fascismo. Anna Ajmátova, otra guerrera, con sus poemas, desafió a Stalin. Oriente Medio revive la sentencia de Levi.

Pero el ser humano también es capaz de buscar la concordia, de construirla, superar los horrores. Pensemos en las heridas mutuas entre Alemania y Francia al terminar la Segunda Guerra. Y, sin embargo, pocos años después, con grandeza de espíritu, Jean Monnet y Robert Schuman, proponen a Konrad Adenauer un plan de cooperación alrededor del carbón y el acero. La idea prendió. Poco después, ya eran seis países: Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos lo adoptaron. Enterraron odios. Fue la semilla de la Comunidad Europea y de la Unión Europea que, con todos sus problemas, sigue siendo el experimento civilizatorio más elaborado del ser humano. En contraste, Moscú y Washington impulsaban la Guerra Fría.

Buscar la prosperidad fue el fiat ético que se impuso a todos los odios y agravios. Japón y Alemania –derrotados– encontraron sus propios caminos. Japón terminó con la monarquía absoluta en 1947 y, con gran rigor y mucha tecnología, caminó a la modernidad. Exportaciones, estímulos al sector privado, se abrieron al mundo. Alemania asumió su derrota creando una economía social de mercado. Destrozada –en sentido literal– aceptó el apoyo de sus anteriores enemigos, tomaron el Plan Marshall y salieron adelante. Había resentimientos, soy testigo, pero los superaron.

Viajábamos por Vietnam. Cierto desconcierto nos visitó los primeros días. Una negativa amable, pero consistente, a llevarnos a todo lo que tuviera que ver con la guerra: los túneles, los museos de los armamentos, etcétera. Un día, viajando por una maltrecha carretera, nos detuvimos a cargar gasolina. A unos metros vimos una enorme instalación, como un hangar. Fuimos a curiosear. Cientos de máquinas de coser ocupadas afanosamente por mujeres y varones. Caminamos a la tienda que vendía los productos. Entonces nos percatamos de que todos los trabajadores carecían de algún miembro, una pierna, un brazo. Sorprendidos, indagamos el origen. Se trataba de personas de segunda o tercera generación, afectadas por el agente o gas naranja utilizado por EU. Un pesticida tan potente que causa alteraciones en el genoma humano, cáncer, deformaciones congénitas y que puede permanecer en los pastos, de allí pasar a las reses, a la leche y… a los humanos. Una cadena sin fin. Se arrojaron 76 millones de litros. Pero Vietnam decidió mirar al futuro. Su PIB per cápita sigue siendo muy bajo, pero el país creció –envidiable– a 5.05% en 2023, ya es la economía 34 por volumen de PIB. Ocupa el puesto 83 en corrupción –México está en el lugar 126– y en el Doing Business está en el 70, México en el 60. Vietnam es uno de los grandes ganadores en el nearshoring.

Nihon Hidankyo es la organización de sobrevivientes a los ataques nucleares en Hiroshima y Nagasaki. El Comité Noruego del Nobel no necesitó muchas justificaciones: la organización lucha desde 1956 por un mundo libre de esas armas. La Academia llamó a las potencias nucleares a retomar el tema. El copresidente de la organización, Toshiyuki Mimaki aseveró: “En Gaza, los padres toman en sus brazos a niños ensangrentados. Es como Japón hace 80 años”.

Hace 32 años ante la conmemoración de lo que se solía denominar como el “Descubrimiento de América”, el gran Miguel León Portilla, en varios brillantes escritos, hizo ver lo absurdo de la expresión. Propuso una alternativa que lanzó desde 1959: “Encuentro de dos Mundos”, un encuentro doloroso, traumático y fantástico. Somos mestizos, somos México y nada ganamos con el tono rijoso hacia España.

Mejor pensemos en los vivos.