VATICAN INSIDER / MADURO ESCRIBE AL PAPA Y ATRIBUYE VIOLENCIA A “FUERZAS DE LAS TINIEBLAS”

COLUMNA, INTERNACIONAL

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

venezuela vescovi-RAKYoGRExD7d0QoJwVz5f7L-568x320@LaStampa.itCIUDAD DEL VATICANO.- Pocos días después de la audiencia privada sostenida por los obispos venezolanos con Francisco en el Vaticano, Nicolás Maduro envió una carta al pontífice, denunció el “uso de niños en acciones de violencia callejera” y contradijo a la conferencia episcopal sobre la muerte del joven Neomar Lander.

Las “fuerzas de las tinieblas” son las responsables de “toda clase de acciones vandálicas”. Ellas se rigen por “el brutal terrorismo” y “pretenden imponerle a Venezuela un clima de odio generalizado”. Palabras del presidente Nicolás Maduro, en una carta enviada al Papa. Se trata de la primera reacción formal a la audiencia de Francisco con los obispos venezolanos el jueves 8 de junio. Entre otras cosas, el mandatario pidió la intervención del pontífice para “acabar con el uso frecuente de niños” en “acciones de violencia terrorista callejera” conducidas por la oposición.

Fechada este 12 de junio, la misiva fue entregada al nuncio apostólico en Caracas, Aldo Giordano, el martes 13. El gobierno no esperó que el destinatario la leyese y publicó inmediatamente su contenido, mediante la Agencia Venezolana de Noticias (AVN). En la misma, Maduro acusó que una “minoría cada vez más reducida” y “enloquecida”, está jugando “la carta de la violencia” y “de la guerra civil” para “incendiar a Venezuela para alcanzar sus inconfesados y tenebrosos fines políticos”.

Sostuvo que ese clima de violencia generalizada es empujado por una “derecha del todo histérica, del todo prepolítica, del todo apátrida”. Al mismo tiempo, consideró que las “grandes mayorías” desoyen a quienes “no creen ni en el diálogo ni en la convivencia”.

Según el presidente, se trata de un clima de odio “manipulado y amplificado por las redes sociales como estrategia de la guerra psicológica” que “conspira contra la tranquilidad de todas y de todos, amén de buscar el aislamiento internacional de Venezuela”, presentándolo como un país donde ya se matan los unos a los otros. “Es claro que la extrema derecha se desespera porque no llega la anhelada intervención militar estadounidense con la que sueñan”, estableció.

Y apuntó: “Demás está decir que como demócratas reconocemos y respetamos la validez de la protesta política cuando se le da cauce de paz. El conflicto es nervio fundamental de una democracia digna de tal nombre, de una democracia verdadera como la nuestra. Pero lo que es y será inadmisible es la puesta en marcha de una lógica de guerra que ya ha causado demasiadas muertes, demasiada destrucción, obstruyendo así todos los efectos sensibles y los efectos bien dirigidos para alcanzar un genuino diálogo nacional”.

Más adelante, la carta se refirió a un “fenómeno atroz y altamente preocupante”, es decir “la utilización frecuente y perversa de niños, niñas y adolescentes en acciones de violencia terrorista callejera”. Acusó al “liderazgo de la derecha” de alentarlo y precisó que esto “ha causado muertes de menores de edad que no son sino extremadamente dolorosas y francamente lamentables”.

Empero, sostuvo que esas muertes han estado “asociadas a la manipulación indebida de armas y explosivos de fabricación casera”. Es más, Maduro citó el caso de Neomar Lander, un joven de 17 años, fallecido recientemente en Caracas. Aseguró que perdió la vida “al detonársele accidentalmente un explosivo”. Con esas palabras contradijo abiertamente a los obispos de su país, quienes afirman que él murió “por el impacto de una bomba lacrimógena”.

La muerte de Lander ha sido motivo de un encendido debate dentro y fuera de Venezuela. Su familia y líderes opositores la atribuyen a una violenta represión de las fuerzas de seguridad, mientras el gobierno sugiere que fue producto de un accidente.

La mención del caso por parte de Maduro no fue casual. El jueves 8, los obispos venezolanos le entregaron al Papa un informe sobre los casi 70 muertos en las protestas de las últimas semanas. Al mostrar el documento, los clérigos hicieron ver a Bergoglio una fotografía de Lander, poco después de su muerte. “La inmediata conmoción que se dibujó en el rostro del Papa Francisco fue evidente al ver la imagen y pidió a los obispos hacer llegar sus palabras de consuelo a los familiares de todas las víctimas”, refirió la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

En su carta, el presidente precisó que su “obligación ineludible” es evitar “a toda costa” el reclutamiento de menores de edad como carne de cañón. Advirtió que se iniciaron las “acciones jurídicas correspondientes” para que se respeten los derechos de los niños y adolescentes venezolanos.

“Quiero muy respetuosamente pedirle su intermediación, en el marco del proceso de diálogo nacional, para que los dirigentes y organizaciones políticas de la oposición, en especial de la MUD dejen estas acciones tanto criminales como inhumanas, deben desistir de ellas de manera inmediata. Lograr que los más pequeños sean librados de la espiral de odio a la que se les ha querido reducir en menoscabo de su inocencia y de sus derechos, desarmándolos y apartándolos del todo nefasto adoctrinamiento que a ello conlleve. Se trata, Santo Padre, de conjurar lo peor”, agregó.

Insistió que en Venezuela “no van a robarle la alegría a quienes transitan los caminos de la infancia y la adolescencia”. Luego, dijo tener la certeza de que el “concurso activo y orientador” del vicario de Cristo puede abrir “una nueva etapa de diálogo nacional”.

Y precisó: “Yo seguiré reiterando mi llamado al diálogo nacional. Hay quienes se han desviado hacia el campo de la desestabilización, el terrorismo y el golpismo: mi deber es traerlos hacia el campo de la Constitución y el debate político. Basta ya de tanta violencia: necesario es darle un chance a la paz sin trampa, sin dobleces”.

La carta no hizo referencia alguna a las declaraciones públicas de los obispos venezolanos, en especial del presidente de la CEV, Diego Padrón, quien aseguró que el Papa está constantemente informado sobre la situación en el país sudamericano, está cercano a los sufrimientos del pueblo por la escasez de alimentos y mediciones, pero no se explica cómo una nación tan rica haya llegado a tan grave crisis humanitaria.

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