Y… DE LA VERDADERA VÍCTIMA EN EL ATENTADO DE @OHarfuch QUIEN HABLA?
CIUDAD DE MÉXICO, CDMX, MX.- La joven asesinada colateralmente durante emboscada a García Harfuch este viernes, constituye quizá la pérdida más representativa, de un país descompuesto por la inseguridad y la violencia extrema en todas partes.
Redacción MX Político.- La inseguridad pública en este país llega ya a todos los rincones imaginables.
Nadie está a salvo. Las balas y la sevicia, aunque estén dirigidas a otro individuo, a otro blanco, le pueden tocar a cualquier inocente.
Ayer volvió a pasar, por enésima ocasión. La víctima es una mujer, joven madre y trabajadora en el comercio informal. El peor de los mundos entre las víctimas colaterales de este país.
La brillante crónica de la reconocida periodista Billie Parker, de El Dictamen de Veracruz, -mujer también- da cuenta del hecho y lo resalta pues, por si fuera poco, pasó desapercibido a lo largo del viernes por todos los servicios informativos, como un agravio más contra la víctima y contra las mujeres mexicanas, de por sí agraviadas por la violencia de género… como un agraviante más a los pobres de este país… a las víctimas inocentes en general.
Durante el atentado perpetrado por cerca de 30 hombres contra el titular de Seguridad Pública en la Ciudad de México, dos civiles y 6 uniformados fueron las víctimas; la civiles eran dos mujeres que quedaron en el fuego cruzado entre delincuentes y policías de la ciudad de México.
Entre los más de 100 cartuchos percutidos encontrados en la vía pública en el sitio del ataque, una bala segó la vida de Gaby y, otra bala, fue para su hermana que quedó herida cuando al pasar por el lugar a las 6:35 hrs para dirigirse a una estación del metro y abrir su puesto de comidas con el que se ganan la vida. El destino dispuso contra ellas un arsenal de casi 40 hombres que disparaban con rifles de asalto al auto blindado del funcionario.
Las víctimas colaterales pasaron a segundo término en los discursos de los políticos y hasta en los medios de comunicación, por el alto nivel de los uniformados agredidos y porque los reportes preliminares y los discursos políticos suelen no tener perspectiva humanista y menos de género en emergencia de seguridad, señala el artículo de Parker.
Gabriela Gómez, de apenas 26 años era una mexiquense de Xalatlaco, quien como muchas otras mujeres del Estado de México salía desde temprano a ganarse la vida con su trabajo porque era el sustento para sus dos hijas que tienen tres y nueve años de edad.
Gaby, que era la hermana de en medio de una familia donde son cuatro mujeres y dos hombres, sin padre ni madre, en este fatídico viernes estaba acompañada por su hermana Tanya, su marido José y su cuñada Betsaida en su modesto auto.
Durante 10 años viajaban cada madrugada a la Ciudad de México, donde vendía antojitos mexicanos y de ellas, las víctimas inocentes, no se dijo nada en la conferencia diaria en Palacio Nacional, como tampoco del malherido, secretario de seguridad capitalino, Omar García Harfuch.
El presidente les omitió en su solidario abrazo a la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum por el atentado.
Tampoco fueron mencionadas por Alfonso Durazo Montaño, secretario que está encargado de la Protección Ciudadana, quien más tarde ofreció rueda de medios, donde supuestamente con mayor información ya estaría más enterado de lo sucedido a las dos mujeres, sin embargo no hubo mención de ellas.
Sheinbaum en su reporte de las 9 horas confirmó la muerte de Gaby pero no hubo mayores detalles más allá del clásico elemento discursivo “Ya hablé con la familia”. La familia no ha visto a Sheinbaum y en la cruz roja suplican apoyo para que le den el cuerpo de la joven asesinada por la delincuencia.
Los mensajes de la nueva clase política de la cuarta transformación, fueron todos para la jefa de Gobierno y el titular de la SSP CDMX, pero para las víctimas civiles no hubo palabras, ni pésames, ni solidaridad.
Gaby y su hermana fueron víctimas del fuego cruzado de sicarios que desde las 4 de la mañana se apostaron en varios puntos de la zona por donde transitaba su objetivo, y casualmente nadie los vió, pese a que en cámaras de vigilancia se ve llegar a los hombres armados en camiones y camionetas.
Ellas vendían quesadillas en Metro Observatorio, detalló, “y cada mañana salían a la capital del país a vender su comida”. Además añadió, “Mientras que a su hermana Tanya la reportan herida, fue trasladada a un hospital para su atención en donde reportan su estado cómo delicada.
La familia pide a las autoridades capitalinas y mexiquenses que los ayuden a trasladar el cuerpo hasta Xalatlaco de donde son oriundas.
Y es que en un país donde, por prejuicio ideológico, por pose o “esnob” administrativo, se le ha cambiado de nombre y naturaleza organigramática a la dependencia de seguridad hasta 3 veces en los últimos 20 años, sólo para hacer notar que “ya es una dependencia que cuida a la ciudadanía y no a los funcionarios, inmuebles, mobiliarios o equipamiento urbano de carácter público”.
De Policía Federal de Caminos y Puertos pasó a Policía Federal Preventiva, luego a Secretaría de Seguridad Pública, luego a Comisión Nacional de Seguridad, hasta llegar a la actual Secetaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Mucho ruido y pocas nueces. Sólo cambios cosméticos.
Porque si el motivo era la protección focalizada en la ciudadanía, han fallado nuevamente de manera estrepitosa.
Sin duda, la pérdida de Gaby, retumba en nuestras conciencias como sociedad. Y aunque ella fue “invisible” en la refriega entre los dos bandos e incipiente en el mundo de la estadística quizá, pero será una pérdida muy onerosa para la memoria y el dolor colectivos.
Descanse en Paz.