YA LO DECÍA LA MARCIANA ANTES DE TERMINAR LA II GUERRA MUNDIAL: PARA LA SUPRESIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS / FABIOLA DÍAZ DE LEÓN, ESCUELA DE SEÑORITAS @escdesenoritas #JuevesDeMasColumnas

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Una de las pensadoras más importantes y vigentes es, sin duda, Simone Weil, la Marciana, (París, 3 de febrero de 1909-Ashford, 24 de agosto de 1943) en lo que fue publicado en el rescate que hace Albert Camus de su obra y que no son editados sino hasta 1957 por Gallimard, bajo el título de Escritos y últimas cartas de Londres, 14 años después de su deceso y de no haber visto el fin de la II Guerra Mundial y a su amada Francia liberada del yugo Nazi, ya su visión de filósofa, activista política y mística se entremezclaban en su Nota para la supresión de los Partidos Políticos. Consulto un extracto traducido y comentado por la gran Sylvia María Valls en su Simone Weil, Profesión de Fe en su edición revisada.

Se puede consultar y descargar de manera gratuita en el siguiente enlace: http://institutosimoneweil.net/2019/07/simone-weil-profesion-de-fe/ en una versión revisada por la autora en la página 59.

En la frontera con una elección intermedia en México, las urnas se abrirán el próximo 6 de junio de 2021, y que han sido un cúmulo de propuestas a modo de un Partido en el Poder (MORENA) soportado por nuevos partidos satélites o en su ya conocida alianza (PES, PT) contra una oposición sin opción clara y dirigida en la que los discursos van y vienen y los titulares son de lo más escandalosos: desde decenas de candidatos muertos hasta una forzada paridad de género más falsa que un billete de 3 pesos. Donde los disparates parten de imponer candidatos impresentables como Félix Salgado Macedonio que pierde el registro por una estupidez técnica después de haber sido sostenido más que a fuerza en la candidatura a la gobernatura de Guerrero y que en una votación al vapor mas mañosa que otra cosa, queda su hija Evelyn Salgado de candidata.

Los disparates no tienen fin, lo que tampoco lo tiene es la mano del narco metida en zonas y campañas más que evidentes.

La oposición hegemónica, PRI, PAN, PRD, y el autista que no autónomo, MC. Más los nuevos RSP, FXM, ELIGE… se dividen los partidos en un auténtico sin sentido, candidatos que bailan y cantan, candidatos que son eliminados por la violencia, candidatos que son eliminados, candidatos que son impuestos, candidatos que son simbólicamente ahorcados… y lo que nos es común: se sostienen en promesas de campaña que no son otra cosa que un cúmulo de mentiras que se sostienen en pasiones colectivas que pueden llevar a todo menos al bien común de la voluntad del pueblo. Poco importa esa realidad en un país que está más que acostumbrado a vivir el desencanto de sus resultados electorales y la alternancia de partidos y poderes que nos llevan sin cuestionamiento alguno a la decepción política.

Esta elección es tan manipulada que hasta la pandemia responde a los caprichos electorales, después de un pico terrible, favorable a los comicios, en zonas de alta incidencia, mortandad y presencia de COVID y su consabida letalidad, ahora de la nada ya estamos en un semáforo que permite eventos masivos y acudir a las urnas. Con o sin 34

millones de vacunas, y millones y millones de presupuestos egresados por el INE para cada partido o contendiente. Empleos temporales que se generan de forma más que informal pero que sin duda se agradece la derrama económica que suponen. 500 congresistas, 24 gobernaturas, alcaldes, presidentes municipales, regidores… todos con un equipo que les asegure algunos votos y una cierta posición en el mapa de la política mexicana.

Un verdadero espectáculo circense donde las premisas van desde discursos anti derechos hasta promesas de lo imposible y una gran posibilidad de tener una elección que se distinga por altos índices de abstención. Dinero y recursos tirados a un foso sin fondo que llamamos democracia pero que no lo es. Es un mero juego mediático que enriquece a medios y particulares que se escudan en doctrinas partidistas que tienen como finalidad agendas que ya nos son más que desconocidas. Todo hacia la próxima elección contundente del 2024, sea la continuidad del AMLOATO o no. Sheinbaum, Ebrard, Monreal, serían los candidatos naturales de la alternancia.

Se repiten las condiciones del 2018, un desesperado grito por mantener la esperanza de un México mejor, de una mejor calidad de vida de los ciudadanos. ¿Realmente estamos mejor que al comienzo del sexenio? Con o sin pandemia. ¿De verdad tener menos presupuesto en lo que sea es el camino? Tener docenas de millones de desempleo mensual es el camino hacia la 4ª transformación. No cabe duda de que no estamos como antes. Los pilares de la salud, educación, impartición de justicia, políticas públicas han sido todas desmanteladas o devaluadas. Los ataques constantes al INE, y a cualquier Instituto que represente un costo (y todos lo representan). Cultura, ciencia, tecnología, iniciativa privada, grandes, medianas y pequeñas empresas desaparecidas. Créditos ínfimos, servicios ahora indispensables que son más caros en un momento donde el ingreso en general de la población se ha visto reducido. La creciente presencia y fuerza del ejército. Crisis humanitarias, desapariciones, índices de violencia y crimen disparadas. La nula capacidad del Estado para dar mantenimiento a los servicios básicos que dan como resultado tragedias como las de la Línea 12 en Tláhuac ante la que el gobierno responde cubriendo los gastos del sepelio de decenas de afectados, por no decir haber dejado a millones sin acceso a sus lugares de trabajo (los que lo conserven). Y todo costando millones en donde las migajas llegan a los votantes.

¿A eso se reduce nuestra democracia? ¿No debería ser garante de bienestar en el uso del poder para todos? Es todo menos eso. Es un mecanismo de una oligarquía obscena y pasajera que dura meses cada 3 años o menos. Sin duda desde hace ya 78 años que Simone Weil propuso la supresión de los partidos políticos estaba más que en el camino correcto, los partidos no son la respuesta a ninguna necesidad, son el origen del engaño y la mentira que corroe todo el tejido social (el poco que nos quede). Todos son facciosos, totalitarios, buscan sólo su crecimiento y permanencia a ultranza y no proponen nada nuevo ni resuelven la mínima problemática. Son peores que una televisora, son peores que una cadena de medios, son peores que un certamen de belleza, por lo menos ahí sí ganamos.

No propongo la desaparición del órgano regulador de los jugadores de la escena política sino modificar la estructura parásita y falta de verdad de los contrincantes. Llevar el discurso a un nuevo nivel y no el nivel a falsas doctrinas fundacionales que perpetúan el eterno circuito del prometo y no cumplo y no pasa nada.