COSECHAS DE CACAHUATEPEC SE PERDIERON TRAS EL PASO DEL HURACÁN OTIS

NACIONAL

ACAPULCO, Gro.- El núcleo agrario de Cacahuatepec integrado por 50 mil habitantes de 47 comunidades de Acapulco perdió su cosecha de maíz y más de 2 mil viviendas.

A dos semanas del paso del huracán Otis, la región que abastece de agua a la zona urbana y turística de Acapulco carece de lo más elemental: no tiene agua potable, energía eléctrica, telefonía celular, drenaje ni alimentos.

Hasta el momento ninguna autoridad los ha visitado.

“Se está tomando agua cruda del río Papagayo. Es increíble que al Acapulco Diamante si le traigan agua y las comunidades que están a 100 metros de los pozos que abastecen al puerto no tengan”, denunció Marco Antonio Suástegui Muñoz, representante del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota (Cecop).

El dirigente del Cecop fue entrevistado en Acapulco este jueves; acudió a buscar a autoridades para clamar ayuda para 47 comunidades que conforman los bienes comunales de Cacahuatepec.

El núcleo se encuentra a una distancia de alrededor de 60 kilómetros. Por las localidades cruza el río Papagayo. Una parte de sus habitantes conservan la lengua náhuatl.

“Cacahuatepec se encuentra en el olvido, no desde el huracán Otis, desde hace 50 años.

“Les recuerdo a las autoridades que también somos Acapulco, pertenecemos al municipio. Lamentablemente es el Acapulco de los pobres. Ninguna autoridad ha acudido.

“El segundo día después del huracán busqué a la gobernadora Evelyn Salgado en Chilpancingo y no me quiso recibir. El Senador Félix Salgado se comprometió a enviar despensas y es la hora que no llegan”, dijo el dirigente.

Explicó que en el núcleo agrario se encuentran los pozos profundos que abastecen de agua a Acapulco: Salsipuedes, Agua Caliente, Raney y Papagayo 2.

“Hay comunidades que no tienen agua. Desde hace más de 60 años se trajeron el agua para Acapulco de una distancia de 40 kilómetros, pero las comunidades que están a 100 metros no les dan agua”.

Las afectaciones en la región son: dos mil viviendas con daños en sus estructuras y pérdida total de techos, así como la pérdida de más de 5 mil áreas de cultivo de maíz, frijol, chile y tomate.

“El huracán arrancó las láminas; la lluvia filtró bloques de adobe, hechos de barro con zacate. Fácil se deshicieron las viviendas”.

“Ya teníamos una pérdida de cultivos por la falta de lluvia de mayo a septiembre. Con el huracán el río creció de 50 metros de ancho a 400 y se llevó los cultivos.

Lo que no se llevó el río, lo acabó de fregar el viento, las milpas que ya eran de un 30 por ciento fueron echadas abajo.

Suástegui Muñoz estimó que para atender la contingencia de falta alimento en los siguientes meses y de vivienda cada familia necesita al menos una tonelada de maíz y 12 láminas.

En esa región, la población está viviendo en las penumbras y el precio de los productos básicos ha ido al alza. El litro de gasolina se vende en 50 pesos.